Capítulo 9- yo lo ignoré, porque quería confesarle mi amor a ella.

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Cuando por fin se solucionó el inesperado episodio, el grupo estaba cansado y hambriento, así que He Yu les preguntó si querían ir a comer algo. El primero en levantar la mano y vitorear a favor de esta propuesta fue Bai Jing, que no tenía nada que ver con ellos.
  
— Sí, sí, sí, vamos a por congee, ¿Si? Hay un hotel en el Bund que hace el mejor congee de aleta de tiburón y erizo de mar, ¿qué tal si vamos allí?
  
He Yu giró la cabeza para mirar a Xie Xue. Xie Xue se secó las lágrimas y le dirigió a Bai Jing una mirada infeliz:

—Quiero comer barbacoa y quiero comer en un puesto callejero.
  
—Entonces comeremos en un puesto callejero.

Bai Jing:
— Ah.. esto es demasiado... bueno...
  
Xie Xue estaba presente, He Yu más o menos consideró un poco la cara de Xie Qingcheng y también le preguntó:

—¿Y tú?
  
— No voy a ir. Llevaré al perro a que le pongan las vacunas y le hagan una revisión general. Si quieres quedártelo, te lo enviaré más tarde.
  
Dijo y miró a Xiao Huang (pequeño amarillo) que estaba sentado obedientemente a sus pies.
A pequeño amarillo le gustaba mucho Xie Qingcheng y daba vueltas alrededor de él felizmente, moviendo su esponjosa cola amarilla:

"¡Guau!"
  
Media hora después.
  
Puesto del mercado nocturno de Hu Zhou.
  
— Jefe, quiero cincuenta pinchos de palma, cincuenta pinchos de cordero, diez pinchos de pasteles de arroz a la parrilla, diez pinchos de setas a la parrilla, una docena de ostras a la parrilla, y cinco botellas de cerveza.

Xie Xue saludó tan pronto como llegó a la entrada de la tienda de barbacoas, con absoluta familiaridad.
  
—Este tipo de lugar está tan sucio ...... Yo nunca comería aquí". Bai Jing estiró los dedos, odiando usar las puntas de sus uñas para tantear el grasiento menú.
  
Xie Xue puso los ojos en blanco de forma desagradable:

—¿No eres tú la que insistió en subir al coche y seguirnos?
  
— Aiya, hermanita, ¿por qué eres tan mala? Yo también tengo hambre.

Bai Jing dijo mientras dirigía sus dignas caderas hacia el asiento más cercano a He Yu:

— Por favor, pide algo más ligero, es demasiado tarde y me temo que voy a ganar peso.
  
Xie Xue la fulminó con la mirada y dio un feroz manotazo en la mesa, levantando la voz:

—¡Jefe, ponga otras diez cabezas de conejo fritas!. (1)

Bai Jing:
—¡Tú...!
  
He Yu dijo con indiferencia:
—Puedes pedir otras 20 si quieres, yo también quiero comer.
  
Bai Jing:
— ...
  
Preparar las brochetas de palma es una tarea sencilla, pero también muy difícil, para la que se requiere hacerlo con el alma. El brazo del jefe se gira, la brocheta de bambú se agita, los suaves cartílagos son asados hasta que se doren y se nutran de sabor mientras gotean el exceso de grasa, que cae en el carbón produciendo una maravillosa reacción química. La fragancia abrasadora de la grasa y el fuego se dispersan juntos yendo hacia arriba. El dueño, escondido entre el humo, es como un maestro incomparable, su nariz se agita y capta el sutil sabor del humo, sabiendo que es el momento de que abandonen el fuego. (2)
Un puñado de pinchos, cada uno con el punto justo de picante, parecen haberse convertido en los hijos del mundo gourmet, demasiado cocidos para estar crudos, demasiado tiernos para ser leñosos, demasiado crujientes para que se deshagan en la boca como copos de nieve. Xie Xue es un cliente habitual del restaurante, y pidió una tabla de pinchos que casi abruma la pequeña mesa cubierta con un ligero mantel de plástico. Mientras ella se deshacía en la mesa de manjares, Bai Jing todavía se contenía, haciendo todo lo posible para realizar un truco que es la esencia de la ópera de Sichuan: cambiar de cara.
  
— El joven maestro He no es de Huzhou, ¿eh?
Bai Jing parpadeó con sus pestañas rizadas semipermanentes y sus labios nacarados esbozaron una amplia sonrisa:
— No lo creo".
  
He Yu sonrió y preguntó:
— Señorita Bai, ¿Quieres revisar mi registro familiar?
  
— Oh, no, no, no.
Bai Jing agitó la mano y se acarició el pelo con torpeza:
— Es que antes me gradué en la ciudad de Yan como estudiante de posgrado, en el Departamento de Administración de Empresas de la Universidad de ciencias económicas de Yan. He oído que tu mandarín es bastante estándar, así que me preguntaba si eras del norte.
  
— Entonces eres un estudiante de alto rendimiento.

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