Capítulo 180: Partiendo hacia otro lugar

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Por regla general, es lógico que cuando un joven maestro como Chen Man se va a vivir a otra ciudad durante mucho tiempo, sus amigos y familia deberían reunirse y celebrar una fiesta de despedida o algo así.

Pero Chen Man se iba con tanta prisa que incluso sus padres fueron sorprendidos con la guardia baja, y los demás estaban aún más desprevenidos.

No fue posible celebrar una fiesta de despedida, así que algunos parientes, amigos y socios políticos y comerciales de la familia Chen enviaron gente para decir— Esta es una pequeña muestra de nuestro afecto, acéptala y cuídate mucho cuando llegues a Guangzhou.

—¡Manman gege, buena suerte en todo el camino!

La madre detuvo el balbuceo de su hija pequeña y la reprendió— Cuando la gente vuela, hay que decir “ten un viaje seguro”, no “buena suerte en todo el camino”, ¿entiendes? (1)

La niña se rascó la cabeza, mostró sus dientes de leche y cambió sus palabras— Está bien, Manman gege, que tengas un viaje seguro.

Chen Man les agradeció uno por uno, y se despidió de esta gente, para luego abrazar a su madre, que estaba llorando demasiado y le dijo— Mamá, está bien, no te preocupes. Me pondré en contacto contigo regularmente.

La madre Chen, todavía seguía sin palabras.

El padre Chen suspiró y dijo— Ya está bien, si tiene que irse a otra ciudad o quiere ser un policía criminal de primera línea, no importa como lo persuadas, no podrás convencerlo.Tu abuelo casi nos regaña hasta hacernos sangrar ayer, y si no fuera porque hoy tenía que asistir a una importante reunión de personal en Yanzhou, ya habría volado hasta aquí para darte un sermón… por desgracia… olvídalo, no vale la pena hablar demasiado, cuídate mucho.

Chen Man asintió con la cabeza.

Fueron muchas las personas que vinieron a despedirse, tanto familiares como desconocidos. Los ojos de Chen Man pasaron por encima de estas personas, como si esperara a que alguien apareciera, pero el tiempo para abordar al avión casi estaba terminando, y esa persona aún no aparecía.

Una decepción difícil de ocultar apareció gradualmente en los ojos de Chen Man.

—Bueno, ya es hora. Llámanos cuando llegues —dijo el padre Chen.

Chen Man asintió, tomó su billete y se dio la vuelta, preparándose para salir.

Sin embargo, justo en ese momento...

—Chen Yan.

Como si hubiera sido tocado por una corriente eléctrica, Chen Man tembló, y miró a su alrededor de repente.

Entre la multitud de gente del aeropuerto, apareció una figura alta y familiar: Xie Qingcheng vestía con una camisa rosa pálido y unos pantalones grises ahumados, con las manos en los bolsillos, caminando hacia él lentamente.

Chen Man murmuró  como si estuviera soñando— Xie ge…

Xie Qingcheng se acercó a él, se detuvo y le entregó un sobre rojo—... no tengo nada más que decir.

—Ge… 

—Ahora que has tomado una decisión, sigue por ese camino. Este es mi regalo para ti. Te deseo un buen comienzo en la otra ciudad.

Delante de todos, Chen Man no se atrevió a mostrar demasiado, pero sus dedos temblorosos al aceptar el sobre rojo, revelaron sus grandes altibajos en este momento.

Tomó el sobre rojo, que tenía escrito sobre él, una conocida y dura letra de un bolígrafo.

“Que estés a salvo”  (2)

Libro de Casos ClínicosWhere stories live. Discover now