Capítulo 176: Los rivales se encuentran

4.9K 650 2K
                                    

Chen Man ya había perdido su corazón en ese momento… o, mejor dicho, lo había recuperado.

Lo amaba tanto y se mantuvo en silencio durante tantos años sólo porque pensaba que Xie Qingcheng era heterosexual y nunca se enamoraría de un hombre.

Quién sabría que Xie Qingcheng no era así en absoluto… Xie Qingcheng lo engañó. La dignidad de Xie Qingcheng era totalmente falsa: él claramente podía aceptar hombres…

¡Incluso podía hacerlo con chicos mucho más jóvenes que él!

Xie Qingcheng finalmente se recuperó de la conmoción que había hecho temblar los cielos y la tierra. El hecho de que Chen Man le estuviera haciendo este tipo de cosas le resultó aún más sorprendente que cuando He Yu había tomado su "venganza" contra él porque... porque confiaba mucho en Chen Man. Desde que era un niño hasta la edad adulta, nunca se había sentido decepcionado de Chen Man.

¡Pero él en realidad…!

Xie Qingcheng luchó violentamente como si hubiera caído en una cueva de hielo y apartó la cara hacia el otro lado— Chen Man, ¿estás loco?, ¡¿qué estás haciendo?! Chen Yan, ¡suéltame!

El hombre seguía llevando la misma camisa de seda satinada blanca como una raíz de loto que se había cambiado para usar en el banquete, pero que ahora estaba completamente desaliñada bajo las manos de Chen Yan, en su pálida piel se veían los deslumbrantes chupetones que habían sido dejados por He Yu.

El enrojecimiento de esas marcas estimularon ferozmente la mente de Chen Man, que ya estaba desordenada en ese momento.

Cuando escuchó a Xie Qingcheng llamarle Chen Yan, se sintió aún más triste y enfadado: en circunstancias normales Chen Man nunca habría dicho nada, pero las palabras se vieron obligadas a salir en ese momento.

—¿Por qué? —preguntó con tristeza—, ¿por qué él puede y yo no?

—¡Suéltame! ¡Chen Yan, estás confundido!

—¡Odio no haberme confundido antes! —dijo Chen Man bruscamente—, ¿por qué quieres estar con él? ¡Pensé que te había obligado a hacerlo! ¡Pensé que lo odiabas! Pero dijiste que no… ¿por qué? ¿Es porque He Yu tiene dinero?, ¿es por el estatus de He Yu?

Aunque la fuerza de la droga en el cuerpo de Xie Qingcheng se había disipado porque lo había hecho con He Yu y se sentía más aliviado, su fuerza física no se había recuperado en lo absoluto. A pesar de ello, luchó desesperadamente debajo de Chen Man— ¿Cómo demonios pudiste hacer esto? ¡Chen Yan, ¿cómo pudiste?! ¡¿Eh?!

Los ojos de Xie Qingcheng se pusieron rojos y le dijo— ¡¿Cómo puedes hacer esto?!

Chen Man apretó con fuerza sus manos sobre la cama, mirando fijamente el rostro de Xie Qingcheng con las pupilas de sus ojos nubladas por las intensas emociones y el ardiente deseo. Xie Qingcheng yacía debajo de él; el gege que nunca se había atrevido a desobedecer desde que era un niño estaba siendo reprimido por él de esta manera, con su piel caliente rozando con la suya.

Su voz era como un fuego oculto, una llama que quería quemar lo que quedaba de su cordura.

—... porque me gustas, Xie ge —dijo palabra por palabra.

—...

—Me gustas, desde hace más de diez años… sólo odio haberte tratado demasiado bien, ¡odio no haberte tratado así antes de que He Yu se acostara contigo! Mis sentimientos a lo largo de estos años… ¡¿no pudiste verlos en absoluto?!

Xie Qingcheng había pensado que no habría nada que lo hiciera sentir peor esta noche.

Se equivocó.

Libro de Casos ClínicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora