Capítulo 196: Tienes un sustituto

6.1K 649 2.5K
                                    

No importa cuan lujoso sea un coche recién comprado, siempre tendrá inevitablemente un olor a cuero que irrita la nariz.

Xie Qingcheng se sentó en el asiento de copiloto, por supuesto no había ningún asiento de seguridad para niños en el coche, así que solo podía sostener a Yaya en sus brazos.

Aunque sabía que probablemente ahora He Yu estaba confabulando con Duan Wen y muchos le habían advertido en repetidas ocasiones que evitará tener contacto a solas con él, Xie Qingcheng todavía subió a su coche.

El viaje fue tranquilo, He Yu no encendió la radio, sino que se limitó a conducir suavemente, mirando de reojo por el espejo retrovisor de vez en cuando.

—¿Cuándo fue la última vez que el señor Xie se subió a mi coche?

—He Yu, en estos años…

Los dos hablaron casi simultáneamente.

La conversación era como un lago, ambos estaban en silencio, pero todavía seguía habiendo corrientes subterráneas que se arremolinaban debajo del oleaje en calma, girando como un vortex.

Después de un largo tiempo, Xie Qingcheng preguntó—... ¿Cómo has estado?

He Yu sonrió mecánicamente y dijo— ¿Yo? Estoy mucho mejor que antes.

—... eso es bueno.

—Tengo una nueva vida. ¿Qué hay de usted señor Xie? — Estas palabras apenas habían salido y He Yu se sintió un poco arrepentido de haberlas dicho, como si tuviera prisa por demostrar algo a Xie Qingcheng.

Afortunadamente, Xie Qingcheng estaba un poco distraído y no se dio cuenta de esta inestabilidad de He Yu. Pensó para sí mismo que en realidad ni siquiera sabía realmente cuántos años de vida le quedaban, pero no había necesidad de decírselo a He Yu.

Xie Qingcheng dijo— Volví a China para ayudar a Xie Xue con la niña.

—¿Saliste del país antes?

—Fui a América.

—¿Cuándo?

—Después de que te fuiste.

Las luces y las sombras de las farolas difuminaron el rostro apuesto y erguido de He Yu, que era como una escultura. Después de que se quedara callado por mucho tiempo mirando al frente, de repente sonrió y preguntó— ¿Nunca pensaste que podía estar vivo? Que saldría con vida de ese desastre.

Xie Qingcheng no respondió.

Después de la noticia de la muerte de He Yu, vivió sintiéndose culpable todo el tiempo, siempre esperando que sucediera un milagro. Incluso a veces tenía la sutil sensación cuando miraba la conversación del chat con He Yu, como si He Yu no hubiera muerto, y que si le enviaba un mensaje, definitivamente He Yu lo miraría.

Pero He Yu no creería en esas palabras.

Así que Xie Qingcheng no dijo nada.

En un cruce de semáforos, He Yu se detuvo lentamente y, cuando la luz se puso en verde, rompió el silencio una vez más.

—En realidad, tengo un poco de curiosidad, dada nuestra relación anterior en el pasado… que entres en mi coche con un bebé así… —sonrió un poco—, ¿no tienes miedo de que les suceda algo?

Esta vez Xie Qingcheng respondió rápidamente— Nunca pensaste en hacerme daño.

He Yu se quedó callado por un momento y luego dijo— ¿Desde cuando confías tanto en mi?

—...

Xie Qingcheng vio que Yaya se había dormido de nuevo, y tras un momento de silencio, le dijo a He Yu— Debido a lo del primer emperador.

Libro de Casos ClínicosWhere stories live. Discover now