Capítulo 146: Llevarlos ante la justicia.

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Jiang Liping estuvo confundida durante días después de recibir ese encargo.

No podía creerlo, pero tenía que hacerlo.

Ella leyó las pocas y cortas frases del archivo de tareas internas una y otra vez, hasta que casi le salieron agujeros.

Jiang Lanpei… Jiang Lanpei…

¿Jiang Lanpei era Jin Xiuhe?

Era como si esa frase fuera lo único que quedaba en su cabeza.

Mecánicamente hizo los preparativos antes de comenzar, preparándose para matar a la esposa y al hijo de Liang Jicheng y sacar los archivos originales pertenecientes a Jiang Lanpei que se guardaban en la caja fuerte de la familia Liang y llevárselos.

La primera persona en ir a casa para llevarse la información fue la esposa de Liang Jicheng.

Jiang Liping la mató y luego, temblorosamente, sacó un montón de papeles amarillentos del archivador que había abierto.

Así que vió completo el archivo real de Jiang Lanpei, junto con… una foto de Jiang Lanpei antes de que se le hiciera un lifting facial.

La mujer de rojo sostuvo la pila de papeles y los leyó, página por página, y aún cuando ya sabía la verdad, las lágrimas seguían cayendo por lugares desconocidos.

Era ella…

¡¡¡Realmente era ella!!!

Jiang Liping no supo cuánto autocontrol tuvo que reunir antes de que pudiera contener sus emociones, que ya estaban completamente destrozadas, antes de que viniera el hijo de Liang Jicheng.

Volvió a meter el archivo junto con el papel con la vieja foto de Jin Xiuhe en la bolsa de archivos con un estremecimiento y lo apretó contra su pecho.

Se quedó allí con la mente en blanco, entre las sombras, al pie de la escalera, esperando a que el hijo de Liang Jicheng llegara a casa y así poder completar el segundo asesinato que la organizacion le habia ordenado.

Sólo en este corto tiempo de espera pudo ser “Sun Ping” en lugar de “Jiang Liping”.

Solo entonces fue capaz de sostener la pila de expedientes y dejar que sus lágrimas cayeran en silencio, pero deslizándose libremente por su rostro. 

Dolía… dolía mucho... realmente demasiado…

¿Por qué… por qué no supo que no estaba muerta hasta casi veinte años después?

¿Por qué una persona tan buena tuvo que sufrir tanto?

Jiang Liping se lamentó en silencio hasta que oyó que el hijo de Liang Jicheng abrír la puerta presa del pánico, el hijo de aquella malvada bestia entró corriendo, se metió en su campo de visión y empezó a buscar rápidamente la bolsa con los archivos…. Luego se dio cuenta del cuerpo de su madre y empezó a gritar…

¡Ella sencillamente odiaría que no gritara lo suficiente! ¡¡Que tuviera una muerte rápida!!

Salió de la penumbra, y pasandole la pila de expedientes desde detrás de la espalda, llena de resentimiento y frialdad, cantó la canción que pertenecía a sus recuerdos de Jin Xiuhe, como si exigiera la vida de estos pecadores en su nombre: “Tira, tira, tira el pañuelo, ponlo suavemente detrás del niño, y no le digas…”

—¿Estás buscando esto? 

El hombre se volvió poco a poco.

¡Bang!

Apretó el gatillo.

Por primera vez desde que había caído en el oscuro camino, Jiang Liping disparó con tanta decisión, con tanto sufrimiento.

Libro de Casos ClínicosWhere stories live. Discover now