Capítulo 3.

5.2K 307 98
                                    

Jade

Estoy durmiendo bastante cómoda cuando de repente, alguien comienza a gritar y a saltar a mi lado. Aleska, esa loca cualquier día me va a matar de un susto.

—¡¡ES HOY!!

Sí, hoy 15 de enero, por fin cumplo mi mayoría de edad y lo más importante, voy a conocer a mi loba.

—Cinco minutos — murmuro enterrando la cara en la almohada y noto como me quita la manta.

—Levanta, Jadeita. Vamos, es tu día — noto el entusiasmo en su voz.

Cuando abro los ojos lentamente, veo que ya se ha duchado, maquillado y hasta está vestida. Por la Diosa, ¿a que hora se ha levantado esta desquiciada?

—Un ratito más, por fi. No he dormido nada por los nervios — intento subir la manta de nuevo, pero mi querida amiga me la quita.

—Vamos, levanta. Tenemos que bajar — resoplo y pataleo — por cierto, muchísimas felicidades, amiga. Te amo, eres la mejor y espero que a partir de ahora podamos ir al bosque a correr juntas y cazar.

Me levanto para abrazarla fuerte. Amo mucho a la gente que tengo a mi lado y ella ha sido una hermana para mí.

—Yo también te amo, Fiona — se lleva la mano al pecho, ofendida por el apodo y salgo corriendo para ir al baño.

—¡Ni se te ocurra llenar la bañera, Jade! Una ducha rápida que ya estamos abajo.

La escucho salir de mi habitación. Hago mis necesidades, me lavo los dientes y entro a la ducha. Solo tardo veinte minutos y salgo para ir al vestidor. En ropa interior me quedo mirando toda la ropa, no sé que ponerme, pero veo una falda corta negra y pienso rápido. Me pongo la falda junto a unas medias y una camisa de cuello alto del mismo color. Para no ir toda de negro, me pongo unas botas rojas y un abrigo del mismo tono.

A la media hora termino de aplicar mi labial rojo y me apresuro para bajar las escaleras.

Cuando voy a la mitad, un fuerte y encantador aroma a bosque, menta y amaderado se hace presente. Busco ese aroma y me doy cuenta de que viene de Kenzo, nuestro Alfa.

No, no puede ser.

—¡¡Es nuestro mate!! — escucho esa voz en mi cabeza y por poco me caigo por las escaleras — Oh, lo siento, Jade. Soy yo, tu loba. Me llamo Afrodita, estaba ansiosa por poder hablar contigo.

Termino de bajar los escalones al mismo tiempo que ella habla.

—Mate — habla Kenzo con la voz ronca.

—No me jodas — susurra Aleska.

Kenzo está rígido, parece de piedra, con las manos en puños, la mandíbula tensa y sus ojos en mí. Con una mirada tan fría que me pone la piel de gallina, es como si estuviese mirando a un pícaro y no a mí. Lo miro con los ojos muy abiertos, creía que mi loba se había confundido, pero ya veo que no.

Mi tía Sinnia nos mira con una sonrisa enorme y se acerca para abrazarme.

—Feliz cumpleaños, futura Luna — susurra y la miro con horror.

No, esto es una broma. Una equivocación tal vez. Se dicen que las Lunas tienen mucha intuición, que saben cosas que pueden llegar a pasar incluso antes de ese día, pero esto...

—Muchas gracias — respondo como puedo y recibo su regalo sin poder moverme.

—Esto no puede ser. Es una broma de la Diosa Luna — Kenzo alza la voz y yo me tenso.

—Diosa Luna nunca se equivoca, hijo mío — le responde mi tía con seguridad y una voz firme.

Kenzo no se mueve, yo no sé que hacer, mi loba aulla por dentro queriendo estar cerca suya para abrazarme a su cuerpo fuerte, pero yo sé que él no me quiere como mate. Todo en él grita que no está contento con esta situación.

Mi LunaWhere stories live. Discover now