Capítulo 69.

3.2K 183 20
                                    

Jade

Han pasado dos semanas desde que supe que estoy esperando a mi bebé. Kenzo y yo no hemos parado, hemos tenido citas, me ha llevado a lugares hermosos y sobre todo, me ha llenado de comida. Hemos visitado algunos restaurantes, sin embargo, me gusta más la comida que me hace mi nana.

Vamos de camino a la clínica de Astrid para ver como está creciendo mi bebé.

Kenzo me despierta todas las mañanas con sexo, algo a lo que no me opongo, claro. Y cuando él no lo hace, soy yo quien lo levanta. Diosa, creo que soy adicta a él.

—Deja de pensar en esas cosas, Jade — murmura poniendo su mano en mi muslo, muy cerca de mi sexo — puedo oler como te excitas, cariño.

Sujeto su mano para que no siga subiendo o voy a tener que pedirle que pare el auto. De verdad, soy insaciable.

—No puedo apagar mi cerebro, Kenzo.

Se ríe y llegamos a la clínica. Astrid me recomendó no cambiar a mi forma lobuna, ya que podría hacerle daño al bebé y acepté. Afrodita dijo que haría todo por nuestro cachorro.

Nos sentamos en la sala de espera y a los minutos, una mujer nos avisa para poder pasar.

—Hola, futuros papás — nos saluda cuando nos ve entrar.

—Hola, Astrid.

—¿Cómo has estado? — comienza con las preguntas — ¿fatiga, mareos?

—Yo muy bien, pero parece que Kenzo es quien tiene los síntomas — me río por lo bajo y ella sonríe.

—Sí, muchas veces pasa que el papá tiene los síntomas que la mamá no.

Pregunta un par de cosas más y me pide que me tumbe en la camilla como la otra vez.

—Jade, te voy a hacer una muestra de sangre para ver si tienes anemia o necesitas hierro y demás. A muchas embarazadas se les bajan las defensas.

—Sí, claro. Lo que haga falta hacer está bien — respondo y ella asiente.

Subo mi camisa para mostrar mi brazo y miro a mi hombre para no ver como clava la aguja. No les tengo miedo, pero tampoco quiero verlo. Mi hombre está tenso al ver lo que me hace.

—No es nada, mi amor. Tiene que hacerlo por el bebé.

Él asiente dejando un beso en mi frente.

—Listo. En media hora tendré los resultados, vuelvo enseguida para mirar al cachorro.

Ella sale con la muestra y nos quedamos solos un momento.

—Todo irá bien, lo sé — habla Kenzo y lo miro.

—Claro. Diosa Luna nos acompaña siempre.

Astrid vuelve varios minutos después y vierte un poco de gel en mi barriga.

—Vamos a ver como crece este cachorro.

Mueve el aparato por mi barriga. Solo he notado un pequeño cambio, estoy más llenita, pero también puede ser porque estoy comiendo mucho. Kenzo siempre me trae los mejores pasteles y me los como todos.

—Vaya...

—¿Qué pasa? — me pongo en alerta y siento un poco de miedo. Ella sonríe al mirarnos y niega con la cabeza — No hay un cachorro, hay dos — su sonrisa crece y sonrío como una niña el día de Navidad.

Espera...¿dijo dos? Miro a Kenzo que está pálido mirando la pantalla y suleto un grito por la emoción.

—¿Vamos a tener dos? — le pregunto a Astrid para confirmar lo que he oído.

Mi LunaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant