Mi Luna

Capítulo 42.

Kenzo

Salgo un momento del baño a cambiar las sábanas de la cama para que esté limpia cuando Jade se tumbe.

Vuelvo y la veo en la ducha, en el mismo sitio donde la dejé. No me importa tener su sangre en mis manos, la voy a tener en mi polla cuando me la folle, sin embargo, entiendo que le de vergüenza.

—Gracias, mi Alfa — susurra cuando entro con ella en la ducha.

Mi lobo ronronea al escucharla. Le encanta que nos llame así.

—No es nada, haré lo que necesites, cariño.

Asiente y le digo que no haga nada. Lavo su cabello y tomo una esponja para llenarla de gel y poder pasarla por su cuerpo, menos en sus tetas, eso lo hace mi mano. Las tomo en mis manos cuando suelto la esponja y les doy masajes suaves. Jade deja caer la cabeza hacia atrás, suspirando. Le deben doler, ya que las noto más duras que los días anteriores.

—Puedo hacerlo yo — dice cuando bajo mi mano a su sexo.

—Y yo te dije que me haría cargo de ti, mi Luna.

Bajo mi mano para lavarlo y noto que sigue sensible por el orgasmo anterior.

—Déjame hacer lo mismo contigo, por favor — pide haciendo una mueca con sus labios carnosos.

Me lava el cabello cuando la cojo en brazos y aprovecho para tocar su trasero. La bajo cuando termina y agarra otra esponja para mí. Suelto una risa y niego con la cabeza, nunca he usado esas cosas.

La pasa por mis brazos, espalda, abdominales y se arrodilla cuando las pasa por mis piernas. Mi polla queda en su cara y veo como se relame los labios. La quiere, pero no hago nada, dejo que ella haga lo que quiera.

Veo que suelta la esponja, me mira y lleva su mano a mi polla. Diosa, se ve increíble en esa posición. Mueve su mano despacio, conociendo mi cuerpo un poco más y sintiendo mi piel. Creo que podría correrme con solo ver esta imagen de ella.

—¿Lo estoy haciendo bien? — pregunta con duda y la observo a los ojos.

—Jodidamente bien, Jade. Sigue, cariño.

Hace un poco más de presión, como le enseñé el otro día y trago saliva. Es increíble lo que siento por ella. Paso mi mano por su cabello y la miro, me falta poco.

—Me voy a correr.

—Quiero probar — susurra con voz tan baja que creo que me lo he imaginado.

La miro para comprobar que no sea una mala jugada de mi cerebro guarro. En sus ojos solo hay deseo y sujeto su mentón.

—Abre la boca.

Ella lo hace y envuelvo su mano con la mía para subir el ritmo. Con ella de rodillas, masturbándome y con la boca abierta esperando mi semilla, es todo lo que necesito para descargarme como nunca antes lo hice y suelto un gruñido profundo.

Cierra la boca y se lo traga gustosa gimiendo en el proceso. Por la barbilla le cae un poco y la levanto para volver a lavar su cuerpo, ya que sus muslos se han vuelto a llenar de sangre.

Tengo que buscar información sobre eso, no es normal que pierda tanta sangre.

—Lo hiciste bien, cariño.

Me abraza y la envuelvo en el albornoz.

—Necesito dormir. Son más de la una de la madrugada y estoy muy cansada.

Peino su cabello antes de que se vaya a la cama y le paso una toalla para quitarle un poco de agua.

En la cama se me tumba encima, con sus piernas entre las mías.

—La cama es bastante grande como para que estés encima mío — le digo fingiendo fastidio.

—Me gusta estar aquí — responde con un bostezo.

—Es hermosa — susurra Sombra.

—Y nuestra. Nadie nos la va a quitar.

—Nunca. Tenemos que cuidarlas, quiero cachorros — dice con ansias.

—Yo también, Sombra, pero para eso tenemos que meterla y no está preparada, así que ten paciencia.

Gruñe y corto el link.

—Te has quedado muy callado, puedo bajarme si peso mucho — habla moviéndose un poco.

—No digas tonterías, Jade — me río dejando un beso en su cabeza — estaba hablando con Sombra.

Me mira alzando las cejas.

—¿De qué?

—Quiere cachorros al igual que yo.

—Podemos intentarlo en unos días — responde sin mirarme y no me hace falta verla para saber que tiene las mejillas rojas.

—Iremos a tu ritmo. Ahora descansa, cariño. Mañana vienen para que hagan las medidas para el tocador. No quiero que pienses en el precio ni el espacio. Pides y ya.

—Buenas noches, mi Alfa.

—Buenas noches, mi Luna.