Capítulo 81.

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Kenzo

32 semanas de embarazo.

Jade tiene una barriga enorme y nuestros cachorros están sanos y fuertes. Está muy feliz y no deja de decir cuanto los quiere tener en sus brazos ya.

Ya nos dieron las fotos del reportaje que se hizo y es que no hay mujer más hermosa que la mía. He puesto una foto de ella en tamaño enorme justo detrás de mi escritorio, en la pared. También tengo otra muy pequeña en mi cartera donde salimos los tres tocando su barriga, pero nadie tiene que saber eso.

Ridículo — se burla Sombra.

No pierdo el tiempo con él, por lo tanto no me molesto en responderle.

Le hicieron una fiesta a Jade entre todas y le dieron regalos para los cachorros. Miles de regalos.

No le hacen falta porque nosotros ya le compramos de todo, pero ellos quisieron hacerlo y se agradece.

—¿Estás emocionado? Sólo quedan cinco semanas, quizás menos — noto el pequeño temblor en su voz. La entiendo, yo estoy igual de nervioso.

Asiento sin hablar. No quiero que lo note o se pondrá peor. La conozco.

En cuanto al sexo, casi a todas horas tenemos. Incluso varias veces me levanta para hacerlo en mitad de la madrugada. Y no le niego nada a mi mujer.

Estamos en el centro comercial, en la tienda donde se compra todas esas cosas que le gustan para el cuerpo. Tiene dos cestas llenas cuando habla.

—Solo esto y nos vamos. No me encuentro bien.

Mis alarmas se encienden y me dirijo a la caja diciendo que cobren todo rápido. Intento llevarla en brazos cuando terminan y Jade niega.

—Kenzo, mi amor, tranquilo. Mi cuerpo se está acomodando para el parto, ya lo dijo Astrid. Estamos bien.

—Vamos a casa.

Estoy muy nervioso, joder. Algunas noches no duermo porque la escucho quejarse en sueños al no poder dormir bien.

En el auto estoy más tranquilo y de camino a casa le toco la barriga. Al llegar veo que en la puerta está Zack con su hijo. Niego con la cabeza ocultando mi sonrisa. Creo que este niño se enamoró de mi mujer.

—¡Jade! — grita en cuanto la ve bajar del auto.

—Hola, mi pequeño — le sonríe y Zack deja un beso en su barriga. Sabe que ya no puede tenerlo en brazos y lo entendió a la primera, por eso siempre la saluda así.

—No dejaba de decir que tenía que verte — habla su padre. Se ha vuelto un gran amigo nuestro y casi siempre nos vemos — solo decía 'llévame con Jade y mis amigos'.

Mi mujer se ríe sujetando la mano del niño para entrar en casa y me quedo fuera hablando con Zack.

—¿Cómo te va todo?

—Bien, por ahora no estoy conociendo a nadie. Soy feliz con mi hijo.

—¿Y la mujer que estabas conociendo? — pregunto como el chismoso que soy. Me contó que estaba hablando con alguien.

—Nada serio. Es inmadura para la edad que tiene y suficiente tuve que aguantar con la madre de mi hijo.

Asiento dándole la razón. Sufrió mucho por su hijo.

—¿Qué hiciste cuando nació el niño?

Se ríe y me mira con una ceja alzada.

—Te olvidas de todo, Kenzo. Solo lo ves a él, es una sensación increíble. No hay palabras para describir lo que sientes cuando te ponen a tu cachorro en los brazos. Créeme, después de eso, te sentirás pleno.

—Estoy nervioso. No sé cómo actuar y tengo miedo de que el parto se complique y le pase algo a Jade o a mis hijos.

Pone una mano en mi hombro y niega con la cabeza.

—Kenzo, no pienses esa cosas, solo hay que ver lo fuerte que es Jade. Mató a un lobo junto a un vampiro cuando solo se había transformado dos veces y lo hizo sin esfuerzo. La plata no le afecta tampoco. No creas que un parto va a poder con ella.

Asiento con la cabeza y nos quedamos un rato hablando hasta que se va.

Al entrar en casa veo que están merendando y viendo una película.

—Os veo bien.

—Muy bien — me responde el niño con la boca llena de chocolate y Jade lo limpia.

Es natural en ella cuidar de los niños y sonrío sentándome a su lado.

—Ya mismo nacen mis amigos — me dice como si yo no lo supiera.

—¿Sí? — le sigo el juego — entonces tendremos que estar preparados, mocoso.

—Yo los voy a cuidar — habla seguro de si mismo y sonrío con orgullo al saber que no hay persona que no ame a Jade.

—Yo sé que sí.

Así pasamos la tarde hasta que llega la cena y Zack viene a por su cachorro. Jade le llena la cara de besos y se despiden de nosotros.

—Ayúdame a subir, por favor — me pode y la alzo en brazos con cuidado.

—Todo irá bien, cariño. Ya queda menos.

Asiente con su cabeza en mi hombro. La dejo con cuidado en la cama antes de ir al baño para llenar la bañera, eso siempre la ayuda a dormir mejor y más relajada. Cuando termino de usar todos los productos, voy a por Jade y la desnudo.

—Me duelen los pechos — dice la consentida y sé lo que quiere.

—Entonces déjame ayudarte con el problema.

La beso acariciando su vientre y bajando por su cuello hasta que llego a sus tetas, que están llenas de leche. Juré un día que iba a probarlas y hoy lo voy a hacer.

Llevo mi boca a su pezón cerrando mis labios para succionar un poco y la escucho jadear.

—Kenzo... no.

—Déjame probarte, cariño — toco su otro pecho y gime dejando caer la cabeza hacia atrás

—Que vergüenza, te vas a manchar.

—Ya te dije que nada que venga de ti me asquea, cariño.

Succiono un poco más fuerte pero sin llegar a hacerle daño y entonces siento unas gotas. Separo mi boca para admirarlas, las masajeo y vuelvo a succionar hasta llenarme la boca de leche y trago.

Por la Diosa, es jodidamente dulce.

Ella solo jadea y gime mientras hago lo mismo con el otro.

—Mi amor.

—Vamos a la bañera — la alzo con cuidado y la baño como siempre.

Después de salir y llenar su cuerpo de cremas, nos metemos en la cama para dormir.

Mi LunaWhere stories live. Discover now