Capítulo 39.

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Andreus

Cuando cuelgo llamada con Kenzo ya estoy saliendo para hablar con el director. Mi mate está a mi lado, se está quedando conmigo porque no puedo dejar que algo le pase.

—Todo va a estar, mi amor — me dice poniendo su mano en mi mejilla y cierro los ojos al sentir su tacto.

—Tienes razón, todo va a estar bien. Siento mucho lo que está pasando, Aleska. Sé que para vosotras es muy importante los estudios porque queréis vuestras carreras, pero necesito que entiendan que estáis en peligro.

—Lo sé, Andreus. No tienes que preocuparte por eso. Marie también está de acuerdo con las clases online. Entendemos vuestra preocupación.

Deja un beso corto y pongo mi mano en su nuca para profundizarlo. La necesito como al aire para respirar.

—Gracias por entender, mi vida.

Ella me sonríe y subimos al auto.

Al llegar al instituto veo que algunos se le quedan mirando y cuando bajo la pongo a mi lado, poniendo mi mano en el bolsillo trasero de su pantalón. Me mira alzando una ceja y le sonrío de lado.

—¿Esto es una nueva forma de marcar territorio, señor Andreus? — se burla.

Gruño por lo bajo. Me gustaría que me llamase señor en otra situación. Solo nos hemos tocado por encima y necesito estar en su interior pronto, pero no hasta que ella no esté lista.

—No tengo necesidad de marcar lo que por derecho me pertenece, pero pronto llevarás mi marca en tu cuello, mi dulce mate.

Se sonroja y me río.

Al llegar a la puerta del director, la secretaria nos dice que podemos pasar.

—Buenos días, Beta, ¿en qué puedo ayudarlo?

—Tenemos un problema, Dereck. Necesito que mi hermana, mi mujer y su amiga Marie sigan con sus clases online. Han amenazado a mi hermana y pueden usarlas a ellas para manipularla.

Él abre los ojos como platos por la información.

—Nuestra futura Luna en peligro — murmura negando con la cabeza — ella nunca le ha hecho daño a nadie, solo tuvo esa pelea con Sara.

—Se lo merecía, director — le dice Aleska sonriendo.

—Aleska — la llama con las cejas alzadas y ocultando una risa antes de preguntarme — ¿tenéis una idea sobre quién puede haberla amenazado?

—Aún nada, pero pronto lo vamos a saber.

Asiente con la cabeza y saca unos cuantos papeles.

—Solo tienes que firmar estos papeles para que los de la junta sepan los motivos.

Firmo por ellas tres. Al ser Beta tengo privilegios.

—Eso es todo, Beta. En lo que necesiten, aquí estoy.

—Gracias, Dereck. Nos vemos.

—Adiós, director. Que le vaya bien.

Frunzo el ceño y agarro su mano para llevarla fuera.

—Adiós, director. Que le vaya bien — intento imitar su voz — ¿qué fue eso, Aleska?

Le ha sonreído mucho y él a ella.

—Por la Diosa. Es mi director, Andreus. Y no soy una maleducada, estás loco, de verdad.

—Solo tienes que sonreír conmigo — le informo antes de besar esos deliciosos labios y veo como muchos miran. Tienen que saber que ella es mía.

Sonrío y la veo rodar los ojos.

—¡Andreus, eso pica! — dice cuando le doy un azote en ese trasero bien formado y da un salto.

Se pasa la mano para calmar el picor. Quizás le haya dado con más fuerza de la que quería, pero me saca una sonrisa cuando me mira con los ojos encendidos.

Regresamos al auto para ir a buscar a Marie. Ella está en la puerta de su casa junto al hombre que le puso Kenzo.

—¡Vamos, Fresita, mueve el culo! — grita Aleska al bajar la ventana.

—Buenos días — saluda cuando entra — estás loca, Aleska.

—Buenos días — respondemos los dos

—Vamos a la casa de Kenzo para estar con Jade y dar nuestras clases — le informa mi mate y Marie asiente.

—Tú hermano viene en unas horas.

Sinnia nos abre la puerta cuando llegamos a su casa y nos recibe con un abrazo.

—Hola, mis niños. Aún no han llegado. Fueron a por unas cosas de Jade, entren.

—Estaremos aquí mientras — le digo y Sinnia sabe que estoy impaciente por ver a mi pequeña llegar para saber que está bien.

Aún no me acostumbro a despertarme y no verla bajar las escaleras con los pelos hecho un nido de pájaros.

A los quince minutos llegan y las otras dos se acercan a abrazarla. Yo la espero donde estoy y la envuelvo en mis brazos cuando llega a mí.

—¿Cómo te va con Alexander? — le pregunta mi hermana a Marie.

Estamos en el salón sentados y esperando a Alexander.

—Bien, nos estamos conociendo — le dice roja como un tomate y Aleska se ríe de ella.

Hablan de cosas de maquillaje, tareas y cosas sin importancia, haciendo tiempo mientras esperamos a mi gran cuñado, que no sé donde mierda está metido.

Kenzo solo está atento a mi hermana, puedo asegurar que no sabe ni de lo que están hablando. Sonrío con orgullo al saber que nadie va a tocarla y que está a salvo con él.

Alexander llega y se sienta en un sillón individual, diciéndole a Marie que vaya con él. Se levanta con las mejillas rojas y se sienta sobre sus piernas.

Es igual de tímida que mi hermana o mi mate.

Aleska se sienta a mi lado y Jade deja sus piernas sobre las de Kenzo.

Nana llega a saludarnos y nos llena de besos a todos. Se piensa que aún somos unos cachorros.

—¿Necesitáis algo?

—No, estamos bien. Gracias, nana — le digo y ella sonríe.

Se va diciendo que tiene que regar algunas plantas y soltamos a reír. Siempre dice eso cuando nos quiere dar privacidad. Esta mujer está loca, pero la amamos como a nadie.

Mi LunaWhere stories live. Discover now