Capítulo 84.

2.2K 143 22
                                    

Jade

Han pasado doce días desde que nacieron mis bebés y hoy 5 de noviembre es el cumpleaños de mi pequeño Zack.

Le estamos preparando una fiesta sorpresa con temática de los Vengadores. He contratado personal para que lo hagan a la perfección. Hay figuras desde Iron Man hasta Blanck Panther. Estoy deseando ver su carita cuando vea todo.

Una tarta enorme con los logos de cada uno, chuches decoradas, globos gigantes y muchas cosas están en las mesas.

Sí, llámenme loca, pero cuando me dijo que su mamá nunca le hizo una fiesta, yo me dispuse a cumplir su sueño. Un niño debe ser feliz, nadie merece tener en su vida a una mujer como esa.

Estamos todos esperando a que llegue Zack con su hijo. Mis bebés están dormidos y en sus carritos cuando ellos llegan y nana se los lleva para que no se despierten por el ruido.

—¡¡Sorpresa!! — gritamos todos a la vez.

Él se queda muy quieto mirándonos a todos. Y eso que aún no ha visto el jardín donde se encuentra toda la decoración.

—Lo han recordado — se ríe tirando del pantalón de su padre.

—¿Cómo nos íbamos a olvidar? Estabas recordándolo todo el tiempo — habla Kenzo fingiendo fastidio poniendo los ojos en blanco.

Se acerca corriendo a él y lo lanza al aire sobre su cabeza para agarrarlo.

—Esto es genial — grita con alegría haciendo que se me llenen los ojos de lágrimas al ver su ilusión.

Cuando Kenzo lo baja, viene corriendo a mi lado y lo alzo con mucho cuidado, ya que Astrid me recomendó no cargar mucho peso, pero mi pequeña bolita no pesa tanto.

—Muchas gracias — estruja mis mejillas riendo — ¿dónde están mis amigos?

Pregunta por mis bebés.

—Están dormidos. En un rato cuando despierten los traigo, pero tenemos que salir, hay una sorpresa para ti.

—¿Otra? — abre mucho los ojos y asiento.

Tapo su vista para salir al jardín y lo bajo al suelo cuando contamos hasta tres. Su boca se abre al ver a los Vengadores. Pasea la vista por todo el lugar y cuando termina, suelta a llorar.

Su padre se pasa las manos por la cara para limpiar las lágrimas. Él nos dijo que no hacía falta que nosotros hiciéramos esto, pero quise hacerlo por mi pequeño.

—Son los ven... Vengadores — solloza mientras los señala.

Hulk se acerca e intenta ponerse a su altura para hablar.

—Amigo, ¿estás llorando porque somos feos? Espero que no, mira que Wanda puede volverse un poco loca y destruir todo esto en segundos.

Todos soltamos a reír y el pequeño lo abraza, dando comienzo a la fiesta. Han venido los amigos de Zack. Oliver y Luca.

Corretean por todo el lugar, felices jugando con los Vengadores. Aleska se une a ellos para luchar.

Llamamos a los niños al pasar la tarde para cantar el cumpleaños. Mis bebés ya están aquí y Zack se acerca primero a mi niña que la mira con adoración.

Espero que sea lo que estoy pensando. No habrá mejor hombre que este niño cuando sea grande.

—Es muy bonita — me susurra y sonrío.

—Quita tu vista de mi hija, mocoso — lo señala Kenzo y sale corriendo cuando lo intenta agarrar por los pies.

—Déjame, loco — le grita sin dejar de reír. Los demás se ríen al ver la pequeña guerra que tienen.

—Te vas a enterar. Al bosque te voy a llevar. Ven aquí.

Zack se para y se da la vuelta para enfrentarlo con los brazos cruzados.

—Siempre dices lo mismo. Perro que ladra no muerde.

—Oh, por la Diosa — Aleska se dobla de la risa aplaudiendo.

Andreus bebe de su vaso para ocultar la risa.

—Hijo... solo ha dicho la verdad — defiende Sinnia al pequeño.

—Pero... ¿Cómo te atreves a llamarme perro? Come mocos — lo alcanza y lo agarra de los pies dejando su cabeza hacia abajo.

Mi pequeño se ríe intentando liberarse de su agarre.

—Jade — busca mi ayuda y sonrío.

—Kenzo, deja a mi pequeño.

Lo hace refunfuñando y Zack le saca la lengua. Choca con Marie cuando sale corriendo.

—Lo siento — sujeta su mano y besa el dorso.

Alexander lo miro con el ceño fruncido y los demás se ríen.

—No toques a mi mate, roba mujeres — se aguanta la risa cuando lo señala y pone su brazo alrededor de Marie.

—Te la va a robar — advierte Kenzo.

—Yo no robo mujeres. Ellas me quieren — dice tan tranquilo mientras viene a mi y todos se quedan con la boca abierta y se doblan de la risa.

Es tan espontáneo y risueño, que siempre sabe arreglarte el día. Se acerca a Ethan y me mira.

—Él va a ser mi mejor amigo.

—Espero que sí, cariño.

Zack se pone detrás de su tarta y nosotros a su alrededor cuando le cantamos. Nana se encarga de partir la tarta y aprovecho para ir a la cocina para alimentar a mis bebés. Les estoy dando el pecho y no quiero hacerlo delante de todos.

—Ven aquí, mi príncipe — agarro a mi niño ya que mi princesa está entretenida con su padre.

Mi hijo me sonríe cuando alzo la camisa junto al sostén y se prende de mi pecho para comer.

Kenzo nos mira fijamente soltando un suspiro.

—Como ha cambiado nuestras vidas. En unos meses hacemos un año y mira ahora, con dos bebés preciosos.

—Y cumpliremos muchos más. También tendremos más cachorros, todos los que quieras, mi Luna

Une su frente a la mía y deja en beso en mis labios.

—Te amo — decimos a la vez y reímos.

Kenzo coge a Ethan cuando termina de comer y me encargo de mi princesa.

—Ven aquí, mi hermosa niña — me sonríe y le doy un beso en su pequeña frente.

Mis hijos son hermosos. Está mal que yo lo diga, pero es la verdad. Tienen labios carnosos, nariz perfilada y unas caras hermosas.

Anneliese agarra un mechón de mi cabello cuando come. Siempre hace lo mismo. Ethan solo come con los puños cerrados.

Volvemos al jardín cuando terminan. Ya es la hora de los regalos. Le han regalado de todo. Ropa, zapatos, hasta una tablet para que vea sus dibujos, ya que la que tenía se le rompió hace unos días. Eso ha sido cosa de mi hombre, que dice que siempre le pedía su teléfono.

Llega mi turno y le entrego una caja grande, haciendo que él me mire con ojos brillosos.

—Venga, ábrelo. Es para ti, cariño.

Rompe el papel y suelta un grito ahogado cuando lo ve. Es el guante de Iron Man con todo incluido, las seis gemas del infinito, luces y sonidos.

Corre a mi lugar y me abraza fuerte sin dejar de llorar

—Muchas gracias... te amo — me quedo de piedra. Es la primera vez que me lo dice y suelto a llorar con él, estrujando su pequeño cuerpo en mis brazos.

—Yo te amo mucho más, mi pequeño.

En la noche hacemos una barbacoa y cuando llega la hora de irse, Zack me agradece por todo lo que hago por su hijo.

No es nada para mí. Amo a ese pequeño.

Mi LunaWhere stories live. Discover now