Mi Luna

Extra 1.

Jade

Día de la transformación de Zack

Es increíble lo rápido que puede pasar el tiempo. Hace unos años tenía a un pequeño niño de cuatro años a mi lado, y ahora, ha cumplido su mayoría de edad y estamos ansiosos por su transformación. Recuerdo la primera vez que me llamó mamá y yo lloré durante horas al sentirme tan afortunada. Afortunada por poder criar, amar y proteger a mi pequeño Zack. Es tan dulce, amable y atento.

Lo hemos criado como a uno más de mis hijos, porque eso es lo que es para nosotros. Kenzo lo ama, Sinnia lo adora y nana lo mima como si aún tuviese cinco años. Y yo... yo lo amo con todo mi corazón.

—¿Cómo crees que sea? — me pregunta mi dulce Anne que está a mi lado.

Es toda una princesa. Aún recuerdo el día en que nació junto a su hermano Ethan. Y pensar que ahora tienen trece años. Me dan ganas de llorar al darme cuenta de lo rápido que pasa el tiempo. No quiero que crezcan tan rápido, no estoy preparada para que ellos dejen de necesitarme como yo los necesito a ellos. Son mis pequeños. Siempre los voy a necesitar.

—No lo sé, cariño — respondo a mi pequeña al mismo tiempo que le pongo su cabello rebelde tras su oreja —. Pienso que será grande y fuerte.

Noto como sus mejillas se tornan rositas y oculto mi sonrisa.

Hemos pasado todo el día juntos con mi hermano, Aleska, Alex, Marie, Antón, Sara y todos los pequeños. Somos una familia muy grande y muy unidos. Nos gusta pasar tiempo en familia, celebrando cualquier cosa y aprovechando todos los días. Y los pequeños son unos primos muy unidos, aunque discutan a veces.

—Estoy listo — habla Zack cuando llega la hora y todos salimos al jardín para que su lobo tomo el control.

Ya es todo un hombre. Atrás se quedó ese niño pequeño con mejillas regordetas. Ahora es un hombre hecho y derecho. Alto, musculoso, fuerte y se está llenando el cuerpo de tatuajes. Entrena todos los días y casi siempre duerme aquí por culpa de las pesadillas. Pesadillas que esa asquerosa mujer le ha causado por el maltrato al que lo sometió cuando era tan solo un niño.

—¿Estás bien? — escucho a Kenzo a través del link.

—Sí, amor — lo miro con una sonrisa —. Solo estoy un poco triste porque siento que se irán todos con el tiempo.

—Sabes que eso no ocurrirá, cariño — envuelve su mano en mi cintura y deja un beso en mi cabeza.

—Yo también, papi — refunfuña Anne, alzando los brazos para que la alce.

Es una posesiva, caprichosa y celosa. No quiere que nadie más se acerque a su padre, ni siquiera yo que soy su mujer. Es la niña de papá y Ethan es el niño de mamá.

—Deja que tu lobo tome el control, no te resistas mi pequeño — le dice su padre a Zack y él asiente.

Sé que está un poco nervioso, pero mi Zack es valiente y es fuerte. Esto solo será unos segundos para que su lobo tome el control.

Todos nos damos la vuelta para que tenga privacidad a la hora de quitarse la ropa.

Anne se toma sus deditos, dándome a entender que está ansiosa por conocer al lobo de Zack. Le encanta correr por el bosque con nosotros cuando le damos paso a nuestros lobos. Claro está que no nos puede seguir el paso, pero ella siempre nos pide pasar ratos en el bosque.

Escuchamos un jadeo y todo se queda en silencio.

—¿Ya? — pregunta mi Anne y sonrío. Es una ansiosa.