Capítulo 85.

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Jade

Hoy mis bebés cumplen un mes de nacidos y son unas pequeñas bolitas de carne.

—Mira que niña tan hermosa — le habla Sinnia a Anneliese que está tomando de mi pecho.

Estoy en nuestra habitación y me está ayudando a organizar las cosas de los bebés.

Kenzo entra con Ethan en brazos y casi se me cae la baba. Se te van bien.

—Mi Luna — se acerca para besarme en la boca.

—Mi Alfa — le doy otro, saboreando sus labios y noto como Sinnia se va.

—¿Cómo te encuentras hoy?

—Ya te dije que me siento bien.

Anneliese sigue aferrada a un mechón de mi cabello dentro de su pequeño puño.

—Tienes que descansar, Jade. Apenas has dormido hoy.

—Lo sé, lo haré cuando ellos tomen su siesta. Te lo prometo mi amor.

Llevo días sin dormir bien y las ojeras que tengo muestran el cansancio que tengo.

—Bien. Mi madre también los puede cuidar durante un día para que puedas descansar. Seguirás siendo la mejor madre, cariño. No eres peor por dejar que otros te ayuden.

Asiento a lo que dice. Sé que no soy una mala madre si dejo que sus abuelas los cuiden, pero es que no quiero separarme de ellos.

—Lo sé, Kenzo — mi niña deja de comer y se la paso para poder alimentar a mi niño.

Se prende de mi pecho como si no hubiese comido en días y escucho a Kenzo resoplar.

—Esas son mías — refunfuña por lo bajo y sonrío.

No hemos vuelto a hacer nada desde la última vez. Mi cuerpo tiene que volver a su estado natural y Astrid nos dijo que podía hacerme daño si me pasaba su nudo antes de tiempo.

Los dos estuvimos de acuerdo, ya que no queríamos arriesgarnos a que me pasara nada y estamos deseando que la cuarentena termine y volver a donde lo dejamos.

—Pero él tiene que comer, ¿verdad, mi amor? — toco su pequeña nariz y sonríe sin dejar se mirarme.

Tiene el mismo color de mis ojos y mi princesa tiene los de su padre. Son hermosos.

—¿Y yo? También necesito alimentarme. Te juro que me voy a volver loco, Jade. Necesito al menos comerte el coñ...

—¡Kenzo! No digas esas palabras delante de mis bebés. Por la Diosa. — corto lo que iba a decir y me da una sonrisa lobuna.

Este hombre nunca cambia.

—Solo es la verdad, cariño.

Anneliese termina dormida en los brazos de Kenzo y la deja en su cuna que está en la cama a mi lado.

—Voy a darme una ducha y luego dormiré — le digo cuando Ethan termina de comer y Kenzo lo alza en brazos.

—Te espero, cariño.

En el baño me quito toda la ropa y me miro al espejo. Mi cuerpo aún sigue teniendo una pequeña barriga, no es algo que me moleste o me haga sentir mal. Es natural, ya que estuve comiendo en todo mi embarazo y tuve a dos personitas juntas. También me salieron estrías y Kenzo las besa cada vez que tiene oportunidad.

Mi cuerpo ha tardado nueve meses en formar dos pequeñas vidas y mis órganos se acomodaron para que ellos tuvieran hueco suficiente. No puedo volver a la figura de antes en unos días después de dar a luz. Hay algunas mujeres que si lo hacen y las admiro, pero no es mi caso.

Después de salir de la ducha, Kenzo me espera como siempre para llenarme el cuerpo de crema. Se ha vuelto una costumbre.

—Ven, mi hermosa Luna.

Me da masajes en las piernas y en todo el cuerpo, dejándome completamente relajada.

—Te amo, mi amor.

—Descansa, cariño. Estaré contigo — me alza y me lleva a la cama para tumbarse a mi lado.

Me duermo en cuanto mi cabeza toca la almohada.

No sé cuanto he dormido, pero sé que es tarde y de noche. El reloj marca las doce.

—Ya les di de comer, se tomaron los biberones muy bien — me dice Kenzo que está a mi lado.

Cuando siento los pechos muy llenos me saco leche y la guardo.

—Gracias, mi amor.

Los bebés están en medio de nosotros y dormidos, así que aprovecho y lo hago yo también.

Despierto de nuevo a las cinco de la madrugada cuando los escucho lloriquear. Ya están pidiendo comida. Con la ayuda de Kenzo, me pongo uno a cada lado. Estoy medio tumbada y cuando se llenan, se vuelven a dormir.

—Venga, duerme un poco más, cariño.

Cuando despierto lo hago sola, no hay nadie en la cama y es medio día.

Kenzo no me ha levantado para que siga durmiendo y le agradezco porque de verdad necesitaba estas horas de sueño.

—Buenos tardes, mi Luna — me dice cuando entro a su despacho y veo que tiene a nuestros cachorros en sus carros.

—Mi Alfa — me acerco a besarlo y hago lo mismo con mis bebés.

—¿Has dormido bien?

—Sí, gracias por esto.

—Jade, son mis hijos también. Puedo encargarme de ellos — se levanta y me saca del despacho — Vamos, tienes que comer algo. Ayer no cenaste.

En la cocina me encuentro a Sinnia y nana sentadas.

—Mi niña, vamos a comer — me llama nana y asiento.

Una vez que termino de comer de todo, me voy al salón para estar con mis bebés que hacen ruido y no dejan de mover sus pequeños cuerpos. Son tan hermosos.

Mis amigas vienen casi todos los días y Sara ya está en la semana veintiuna. Va a tener una niña y se va a llamar 'Katherine'. Me contó que Antón eligió el nombre y que si tenía otra niña la llamaría 'Daenerys'. Está igual de obsesionada que yo con la serie.

Mi pequeño Zack también viene casi todos los días y siempre me recalca lo hermosa que es Anne. Así la llama él, ya que siempre se lía al decir su nombre completo. Mi princesa está encantada con la atención que recibe de su parte.

Solo espero que sea lo que pienso.

Mi LunaWhere stories live. Discover now