Capítulo 10.

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Kenzo

Ella viene hacia nosotros y no creo que vaya a controlarme. Muchos la están mirando, saben que la rechacé, sin embargo, eso no significa que les vaya a dar esa oportunidad para que se acerquen a ella. Es mía.

Los mando a entrenar al no soportar tenerla tan cerca. Su olor me está volviendo loco. Andreus se lleva a Aleska y Jade se une a Alexander. Es uno de mis mejores guerreros y tan solo con dieciocho años. La va a hacer papilla y lo voy a matar si le hace daño.

—Vamos, Alexito, ven por mí — le dice con burla.

—No quiero hacerte daño, enana.

—Como le dañe un solo pelo lo voy a matar — gruñe mi lobo y yo asiento.

No puedo hacer que deje el entrenamiento, ya que aquí todos deben saber defenderse.

Alexander se lanza directo para darle con el puño, ella lo esquiva siendo rápida y por un momento me olvido de los demás para observarlos a ellos. Le dobla la muñeca dándole un rodillazo en el abdomen haciendo que Alexander se doble y ella aprovecha ese momento para subirse a sus hombros haciéndole una llave que los lleva al suelo.

Él gimotea de dolor y todo ha pasado tan rápido que solo me quedo mirando como ella se ríe de él aún con las piernas sobre su cuello cortándole el oxígeno. Alexander da golpes al suelo para que lo suelte.

—Ya, déjalo, pequeña — le dice Andreus con diversión. Lo suelta y él boquea como pez fuera del agua — y yo pensando que eras el mejor guerrero, Alex.

Frunzo el ceño con la mandíbula tensa. No puedo creer que se haya dejado ganar por ella.

—¿Qué crees que estás haciendo, Alexander? — alzo la voz con rabia. Aquí nadie se deja ganar, mucho menos por luchar contra una mujer.

Si en algún momento entran para atacar, nadie va a parar por encontrarse a una mujer. Andreus se gira mirándome con curiosidad y sin entender.

—Mi hermana ha dejado en ridículo a tu mejor guerrero, Kenzo —habla con burla.

—La ha dejado ganar —me doy la vuelta y miro a Alexander — en pie.

Tiene el cuello y la muñeca roja por el agarre que le hizo la minions esta. La escucho resoplar y me giro hacia ella, me está mirando fijamente después de tres días.

—Él no se ha dejado ganar, solo me ha subestimado — expresa con descaro.

Veamos si es verdad o no.

—¿Qué vas a hacer?

—Ver si es verdad que Alexander no se dejó ganar — le respondo a mi lobo.

Me quedo mirándola, haciendo que todos noten la tensión que hay entre nosotros. No puedo dejar de verla diferente después de ese sueño, en mi cama, haciéndola gemir como loba en celo. Y ese jodido diminuto top no ayuda en nada.

—Lucha conmigo.

—Ni se te ocurra, humano. La vas a lastimar — gruñe Sombra y corto el link.

No me importa, tengo que ponerla a prueba y saber de qué es capaz.

—Está bien — responde con una sonrisa en su hermoso rostro.

Todos han dejado de entrenar para mirar en nuestra dirección. Es normal, todos saben quien es Jade, que la rechacé como mi mate y que es una blanca pura. Todos la van a querer proteger de cualquier peligro. Tienen miedo de que le pueda hacer algo.

Nos abren más espacio y su rostro está tranquilo, pero su corazón late un poco más rápido y fuerte. Supongo que se debe por el esfuerzo que hizo con su amigo.

Mi LunaWhere stories live. Discover now