Capítulo 8.

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Kenzo

Me puse en evidencia con Andreus al preguntarle por las guarderías. Joder, él no es tonto y su lobo mucho menos.

Rosi nos recibe con una lasaña, la comida favorita de mi mate.

—No es tu mate porque la rechazaste, imbécil — reclama Sombra.

No le respondo, apenas me habla desde lo que hice, sin embargo, debe entender de que mi manada necesita una Luna fuerte. Los ancianos aún no saben sobre el rechazo hacia Jade, voy a tener dolores de cabeza a cuenta de eso.

Una loba blanca pura, en mi manada y para colmo, mate de un Alfa. Me van a querer comer vivo. Cuando vi a su loba no pude apartar la mirada de ella, es hermosa.

—Y podría ser nuestra si no fueses un completo inútil, humano. ¿Qué harás cuando se vaya a la universidad?

—Seguir como siempre. Ella tiene que hacer su vida.

—Te vas a arrepentir, Kenzo. Tu padre estaría decepcionado de ti — gruñe antes de cortar el link. No tengo ganas de escucharlo tampoco.

Mi lobo tiene razón, pero yo tengo mis motivos. Nadie me va a hacer cambiar de opinión.

Andreus abre la puerta y no puedo ocultar la sorpresa al escuchar al imbécil ese hablando sobre Jade. Damon. Un niño de papá que está acostumbrado a tenerlo todo.

No puedo evitar sentir la rabia y los celos al escucharlo hablar con superioridad, diciendo que ahora Jade está libre. ¿Quién se cree el niñato? Las alarmas en mi cabeza comenzaron a sonar cuando escuché a Jade hablar con cansancio. Entonces el imbécil dijo que quería llevar a mi mujer a comer.

—¿Quién te crees tú, humano mediocre? Perdiste el derecho a llamarla nuestra mujer — gruñe Sombra con enfado — pero sal y rómpele la cara a ese chucho.

Cuando lo saco de la puerta de su casa, Jade ya no está. Aleska sonríe con burla y Andreus me mira fijamente. A Jade nadie la toca. Ella es mía, soy un puto egoísta, pero me da igual. Siempre he sido así.

Al volver dentro, la veo en la cocina hablando con Rosi como si nada. No me hace caso, ni me mira. No existo para ella. Esto me está consumiendo, necesito que al menos me mire una vez.

—Va a ser peor cuanto más tardes en recuperarla. Nuestro vínculo no se ha roto. No del todo — susurra Sombra.

En el momento en el que Jade aprovecha para irse a su habitación, me despido de Andreus. Su aroma me está asfixiando y no creo poder estar cerca de ella sin poder tocarla o hablarle. Se va sin mirar atrás.

También me despido de ellos, diciéndoles que me alegro mucho por su unión. Andreus ha estado loco por esa niña desde que nació, estoy muy feliz por mi hermano.

Al llegar a casa me encuentro con mi madre. Me sonríe, pero está un poco triste por mi decisión.

—Hola, mamá.

—Hijo, ¿cómo estás?

—Bien. Tengo que atender unos asuntos de la manada. Lo de la empresa ya está resuelto.

—Me alegro, cariño — se acerca y deja un beso en mi frente — Tienes que arreglar esto, mi niño.

No puedo. No puedo dejar que Jade sea nuestra Luna. Es débil, pequeña y la van a usar en mi contra. No voy a perdonarme jamás que le hagan daño por mi culpa.

—Sabes que no voy a cambiar de opinión, mamá.

Me largo escuchando como suspira.

Paso horas encerrado en mi despacho, tratando de dar con los putos pícaros y cuando miro la hora veo que ya son las once de la noche.

—Ve a buscarla, nos necesita como nosotros a ella. Nos vamos a debilitar por tu culpa, basura humana — grita mi lobo ansioso.

—No voy a hacer eso.

—La necesito, joder — siento como quiere tomar el control y se lo niego.

No puedo dárselo. Es capaz de hacerla suya y poner su marca hoy mismo. No estoy dispuesto a estar con ella.

Después de subir a mi habitación y darme una ducha, me tumbo en la cama solo con mis calzoncillos. Me duermo al momento en el que mi cabeza toca la almohada.

Siento besos por mi espalda, unas manos suaves y pequeñas se desplazan por mis costados. Sé perfectamente a quien pertenecen esas manos.

—Buenos días mi Alfa — mi ego se eleva al cielo al escuchar su voz y por como me llama.

—Buenos días mi dulce Luna.

Me doy la vuelta y me la encuentro con el cabello suelto, en ropa interior roja y sexy. La atraigo para subirla a horcajadas sobre mí. Ya puedo oler su excitación.

La lleno de besos, nos doy la vuelta me subo por encima de ella, apoyado en mis brazos para no aplastarla. Desciendo mi boca por su cuello, justo donde su aroma es más intenso, me vuelve loco. Ese aroma a flores y chocolate es mi perdición.

Le quito el sujetador para ver su pechos. Tienes los pezones duros y rosados. Me encantan, me prendo de ellos como un muertos de hambre y con mi mano pellizco su otro pezón con fuerza.

—Mi amor — jadea alzando su pelvis.

—Eres mía, Jade. Siempre — murmuro bajando por su cuerpo — y pronto llevaras a mis cachorros en tu vientre.

Bajo mi mano hasta el elástico de sus bragas haciendo que se retuerza en la cama.

—Alfa, sigue.

Toco su clítoris en círculos lentos, está húmeda y bajo un dedo a su entrada.

Me despierto sudando y con una erección entre mis piernas.

Jodidamente acabo de soñar con Jade. Que la hacía mía. Joder. Me levanto de la cama para ir al baño a darme una ducha helada y ni con eso me baja la maldita erección que me ha causado esa mujer.

Toca bajarla con mi mano. En cuanto me toco, me imagina que son las suaves y pequeñas manos de mi mate. Subo y bajo cada vez más rápido recordando el sueño. Solo tengo que hacer un poco más de presión y me vengo con su nombre en mis labios.

No es suficiente. Necesito follar y ver si así consigo sacarla de mi cabeza.

Al salir, solo me pongo unos pantalones de deporte para ir al entrenamiento.

Mi madre ya está desayunando y me despido después de darle un beso en la frente. No tengo hambre de comida, la tengo de otra cosa.

Al llegar al campo de entrenamiento, observo a los nuevos. Aquí todos entrenan para que no los cojan débiles.

Voy a comenzar mi entrenamiento cuando de repente siento su aroma, me doy la vuelta y ahí está ella llegando en su auto nuevo.

Se me corta la respiración cuando la veo bajar. Maldita sea. Lleva un puto conjunto de deporte lila. Tengo que hacer uso de todo mi autocontrol para no empezar a matar a todo el que la mira. La tela se adhiere a su cuerpo como una segunda capa. Parece que se le van a salir las tetas del pequeño top. No me doy cuenta de mi alrededor hasta que Andreus me golpea el hombro y lo veo con una ceja alzada.

Me doy la vuelta para empezar con el entrenamiento.

Mi LunaWhere stories live. Discover now