Capítulo 7.

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Aleska

Entro a la cocina, pasando por al lado de Andreus para sentarme con Jade y de repente me llega un aroma a madera y tierra húmeda. Mis olores favoritos. Entonces giro la cabeza y veo a Andreus mirándome fijamente. No puedo creerlo, siempre me ha gustado. Ardía en celos cada vez que Sara decía que iban a ser mates, sin embargo, yo no mostraba mis emociones.

Jade tose diciendo que se va arriba a comer para darnos privacidad y Kenzo la sigue con la mirada, con la mandíbula tensa y un puño cerrado. Ese hombre se va a quedar sin dientes si sigue así.

—Me alegro mucho por ustedes dos. También me voy — le da un apretón en el hombro y se despide con una sonrisa cerrada.

Nana Rosi se hace la loca diciendo que dejó unas plantas sin regar. Nosotros reímos y no sé que decir para romper el silencio.

—Eres mía — habla con una sonrisa lobuna. Literal.

—Y tú mío — le hago saber, porque ahora me pertenece.

Asiente con la cabeza un par de veces antes de agarrar mi brazo y tirar de mi hasta que choco con su pecho duro. Noto todos sus músculos bajo la palma de mis manos.

Me abraza dejando besos por toda mi cara, en la frente, en la sien, otro en la nariz, en las mejillas y por último, sus labios rozan los míos sin llegar a besarme, como si estuviese pidiendo permiso. Soy yo quien corta la distancia para darle un beso húmedo.

Sus manos van a mi cintura y las mías a su cabello suave. Solo nos separamos por falta de aire.

—Tengo que decirle a mis padres que ya encontré a mi mate.

—Puedo acompañarte si quieres para decirles juntos.

—Sí, claro — respondo y la ilusión se refleja en mi voz. Por fin lo encontré, gracias Diosa Luna.

—No puedo creer que lo hayamos encontrado, Ali — así me llama mi loba y noto lo ilusionada que está.

—Así es, Dulce. Lo encontramos.

—Mi hermosa mate — habla Andreus y mis mejillas se encienden.

—Tengo hambre, tenemos que comer — hablo sin saber que hacer. Estoy muy nerviosa.

Él abre la silla para que me siente a su lado y cuando terminamos de comer, nana aparece de nuevo.

—Estoy muy feliz por ustedes, mis niños — expresa con felicidad dejando una mano en nuestras mejillas.

—Nosotros también, nana — le digo y miro a Andreus que tiene una sonrisa ladeada.

—Ojalá Kenzo razone pronto y se de cuenta de a quien puede perder. No sé que lo ha echo rechazar a mi niña.

Andreus suelta un suspiro negando con la cabeza.

—Entrará en razón, pero no va a ser fácil cuando quiera volver. Sabéis como es Jade.

Nosotras movemos la cabeza en una afirmación y es que es verdad. Jade es muy orgullosa, obstinada y terca cuando quiere, espero que haga sufrir a Kenzo. Se que ella está mal aunque diga que no, la conozco muy bien.

—Hola, parejita — nos dice cuando baja.

Le sonreímos, pero en el fondo me duele. No es justo que yo encuentre a mi pareja cuando a ella la han rechazado.

—Sabes que nuestra amiga es la más feliz con esto. Es la única que se alegra de nuestra felicidad — me tranquiliza Dulce.

—Es que no entiendo que es lo que pasa por la cabeza de ese idiota. ¿Por qué tuvo que rechazarla y justo despues de pasar el día con ella? No es justo.

—Recuerda que todo tiene un porqué. Pronto Jade será feliz — dice antes de cortar el link.

—¿Habéis hecho la tarea, par de mocosas? — nos pregunta mi hombre.

Andreus me da un tironcito en el cabello y me mira con el ceño fruncido. Debe haberse dado cuenta de mi cambio. Nuestros mates pueden saber como nos sentimos con solo mirarnos u oler nuestro aroma.

—¿Qué pasa, hermosa? — pregunta en un susurro bajo.

—Nada. Estaba pensando en Jade — me mira entendiendo lo que quiero decir.

—Hoy no hemos tenido mucha, pero quería salir con Aleska a estrenar mi auto y luego salir a correr con nuestras lobas — dice con una sonrisa enorme.

—Íbamos a ir a mi casa a contarles la noticia a mis padres. ¿Quieres venir con nosotros? — pregunto con cuidado. ¿Se enfadará porque he cambiado los planes?

Ella alza una ceja y su dedo índice mientras nos mira muy seria. Trago saliva al pensar que se puede enfadar conmigo. No quiero dejar de ser su amiga, ella es mi hermana.

—Os acompaño con una condición. Yo conduzco — pide y yo suspiro aliviada.

—Está bien, me pido el asiento de al lado — me adelanto y escucho a Andreus resoplar.

—Pues a que estamos esperando. Vamos — dice Jade saltando y subiendo a su habitación para coger las llaves.

Nos despedimos de nana antes de salir y vamos al garaje. Admiro su auto en cuanto lo veo, es hermoso. Jade pulsa el botón y lo abre. Por dentro es más bonito. Todo rojo y por dentro es de cuero negro con detalles en rojo. Es su color favorito.

—Si arrancas quizás llegamos hoy — se burla Andreus cuando nos quedamos admirando el interior.

Ella lo mira mal y le hace una mueca.

—No me dejan admirar a mi bebé.

—Hazlo luego. Tengo que llegar a la casa de mis suegros para decirles que mi mujer se muda — murmura tan tranquilo y yo me ahogo con mi propia saliva.

—¿QUÉ? — gritamos las dos a la vez.

—Sabes que mis papás no me van a dejar, ¿verdad?

—No veo la razón. Casi todos los días duermes con mi hermana, es hora de que lo hagas conmigo — dice y Jade comienza a conducir.

—Mi madre se va a poner como loca.

—¿Quién le va a decir? — pregunta Jade sin dejar de mirar la carretera.

—Tenemos que decirles los dos — le respondo.

Ella se ríe porque sabe que me voy a poner muy nerviosa y voy a balbucear. Pongo música para relajarme y a los quince minutos llegamos a mi casa.

Jade lidera el camino y Alexander abre la puerta con una sonrisa astuta antes de que podamos tocar el timbre. Nos sonríe como si supiera el motivo de esta visita.

—Pasa, cuñado — habla con burla y yo me pregunto cómo demonios se entera este niño de todo.

Jade ríe de camino al salón. Mis padres están ahí con los brazos cruzados mirando a Andreus y a mi con diversión. Por la Diosa...

—Buenas tardes.

—Buenas tardes, Beta — saludan mis padres.

—Su hija es mi mate y así será. Me gustaría que viniese conmigo estos días a mi casa. Estará bien — les suelta como si nada y lo miro como si le faltase un tornillo. O quizás dos.

¿No podía decirlo con más tacto?

—Ya nos lo imaginábamos. Desde que nació mi niña has sido protector con ella. Apenas y dejabas que otros se acercaran — responde mi madre con una sonrisa y los demás se ríen. Yo siento mis mejillas arder.

Jade informa diciendo que se va con Alexander para que podamos hablar tranquilos y nos dejan solos.

Mi LunaWhere stories live. Discover now