Capítulo 76.

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Jade

8 de abril.

Hoy es mi presentación como Luna de mi manada. Decir que estoy nerviosa sería poco y me he levantado muy temprano. Demasiado diría yo. El pequeño está dormido entre nosotros, ya que está noche se quedó aquí.

Dejo un beso en su cabeza antes de levantarme para ir al baño. Después darme una ducha, salgo al vestidor, donde me pongo un conjunto de falda blanca y camisa de tirantes gordo. Solo será una ceremonia pequeña, donde los ancianos me darán la bendición y la manada me conoce. Estoy muy cansada para hacer algo grande porque apenas estoy durmiendo estos días.

—Que bonita — escucho a Zack y ni siquiera lo he visto entrar.

—Mi pequeño, muchas gracias — beso su frente y salimos del vestidor para ver a Kenzo buscar algo en la cama.

—Estoy aquí.

—¿Qué haces despierta tan temprano?

No le hago caso y llevo a Zack al baño para darle una ducha y vestirlo. Siento a Kenzo detrás y noto como me agarra del brazo para que no me agache.

—Yo lo hago. Acuéstate en la cama mientras. Apenas estas durmiendo y no puedes seguir así.

—Sabes que me cuesta dormir últimamente, pero está bien, iré a sentarme mientras.

Salgo y escucho como enciende la ducha para el pequeño. Estoy sentada y viendo la televisión para no aburrirme.

—¡Está muy fría! — escucho a Zack gritar entre risas.

—Eres un lobo, aguanta.

—Se lo voy a decir a Jade.

—Y yo te voy a ahogar, mocoso.

Estoy segura de que le ha puesto el chorro en la cara para callarlo.

—Vamos, Kenzo. Quiero desayunar, por favor — le grito para que me escuche aunque no haga falta, ya que tiene buen oído.

Al rato me trae al niño envuelto en una toalla para que lo vista. Le pongo un conjunto de los Vengadores, ya que le encanta el universo Marvel.

—Vamos a desayunar, cariño.

—¿Y Kenzo? — pregunta al no verlo.

—Ahora baja, se está duchando.

Agarro mi bolso con todas mis cosas y escucho a Kenzo salir cuando estoy en la puerta.

—Sí eso, vete y olvídate de mi — murmura indignado yendo al vestidor.

Me siento en la cama para esperarlo y a los minutos sale vestido con un traje que se le ve demasiado bien. Es azul oscuro y con una camiseta blanca. Diosa... No me lanzo a sus brazos porque tengo al pequeño aquí.

—Vamos — tira de mi mano.

Al bajar al comedor veo que ya están haciendo el desayuno y nos sentamos. Sinnia y nana llegan al rato, también vestidas para salir en cuanto acabemos el desayuno.

—Estás hermosa, cariño.

—Gracias, nana — le sonrío.

Tranquila, solo será una ceremonia muy pequeña — me habla Frodi al notar mis nervios.

Tiene razón, solo será un momento y además, todos me conocen ya y me aceptan.

Al terminar el desayuno, salimos para ir al auto. Me niego a andar con el calor que hace, me voy a desmayar. Sinnia y nana se van juntas.

Llegando a la plaza veo que hay mucha gente reunida. Los ancianos ya están.

El pequeño no suelta mi mano al bajar, seguro que nota mis nervios.

—Tranquila, mi Luna. Serás la mejor — mi hombre envuelve su brazo en mi cintura y caminamos hasta donde se encuentran los ancianos.

Nos saludan con respeto, mismo que yo les muestro.

El resto de la familia llega para ponerse en primera fila junto a Sinnia y nana, que abraza a Sara con amor. La adoptó desde el primer día que le preparó su comida y sonrío, porque Sara es fuerte, ha madurado y hemos dejado el rencor atrás.

—Buenos días, manada. Estamos todos reunidos hoy para darle la bienvenida a nuestra nueva Luna. Jade Brown, mujer y mate de Alfa Kenzo, quien también porta a sus dos cachorros y despedimos hoy a Luna Sinnia, misma que nos ha dado los mejores años con su buen trabajo hacia la manada. Solo será una presentación, ya que Jade está cansada por su embarazo — habla Jack, el anciano mayor y todos asienten — le damos la bienvenida, Luna Jade.

Willian, otro anciano, llega con un cofre que abre para Jack, dejando a la vista una daga de plata reluciente y copa. Saca la daga y habla hacia nosotros.

—Alfa Kenzo, Luna Jade, para finalizar el cargo, necesito que se unan a través de la sangre. Solo será un pequeño corte en la palma de vuestras manos para que vuestras fuerzas se unan y vuestras almas estén juntas por siempre.

Asiento. La plata nos hace daño, no la resistimos, pero un solo corte en la palma se cura en minutos. Kenzo va primero, que gruñe en voz baja cuando el filo de la daga le abre la palma y luego voy yo, con un poco de miedo, pero decidida.

—Siento esto, mi Luna — Jack se disculpa y sigue con el rezo en susurros junto a los demás ancianos.

Giro la cabeza cuando pone la daga en mi mano, pero no siento nada, solo como el corte se hace. Se supone que la plata duele. ¿Será porque soy blanca pura?

Jack ríe por lo que acaba de pasar, escucho como algunos jadean y asienten con la cabeza hacia mi en señal de respeto. Kenzo me mira fijamente y noto el orgullo en sus ojos.

—Unan sus manos, por favor.

Lo hacemos, dejando que nuestra sangre llene la copa y luego, nos la pasa. Kenzo es el primero que toma y luego lo hago yo. Noto el sabor de nuestra sangre fusionada y quiero vomitar, sin embargo, lo aguanto para no hacer el ridículo el primer día.

Todos rompen el silencio con aplausos y vítores, gritando de alegría y mi nombre. Sonrío como una niña pequeña y Kenzo une su boca a la mía.

Nuestras heridas ya han cerrado y nos despedimos de todos al sentirme cansada.

—Es usted muy poderosa, Luna Jade, espero que nunca baje la cabeza ante nadie — me habla el anciano Julián y le sonrío.

—Claro que no. Haré lo que sea por nuestra manada.

Los demás sonríen satisfechos al escucharme y volvemos a casa a pasar el día en familia.

—¿Estás bien? — el pequeño pregunta preocupado sin dejar de examinar mi mano — ¿te duele?

—No, cariño, estoy bien.

Me abraza dejando su manita en mi vientre y uno de mis bebés da una patada haciendo reír a Zack.

Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora