Capítulo 34.

4.6K 257 10
                                    

Kenzo

Bajo a sus pechos metiéndome uno en la boca y agarrando el otro con mi mano.

—Oh, Diosa — dice sin aliento cuando dejo mi dejo quieto en su interior.

Toco su clítoris con el pulgar sin dejar de chupar sus tetas. Ellas me pertenecen.

Siento que alza un poco sus caderas y tomo esa señal para mover mi dedo. Lo saco un poco para volver a meterlo, haciéndola gimotear con los ojos cerrados y sus manos en mi cabello.

—Joder — dice cuando lo saco entero y lo vuelvo a meter.

—Esa boca, Jade — le digo antes de morder su pezón y la escucho lloriquear moviendo sus caderas — Voy a meter otro dedo, cariño.

Ella solo asiente y pongo otro dedo en su entrada para meterlo poco a poco. Podría hacerlo de un tirón por lo húmeda que está, pero eso le dolería y cortaría su excitación. Lo meto despacio hasta que tiene dos de mis putos dedos dentro. Está jodidamente apretada.

—Espera — pide tragando saliva y me quedo quieto — es que... es que tienes los dedos largos y gorditos.

Suelto una risa por lo tierna que es y la beso para distraerla antes de mover mis dedos muy despacio esperando que se acostumbre a la sensación.

A los minutos la siento más relajada y los muevo más rápido, ella no deja de gemir ni yo de gruñir al ver las caras que hace.

—¡Kenzo! — grita cuando curvo mis dedos tocando su punto g.

—Suéltalo, cariño.

El orgasmo la golpea dejándola tirada en la cama y la beso aún con mis dedos en su interior, notando los pequeños espamos.

—Lo has hecho bien, cariño. Es suficiente por hoy, ¿no crees? — ella solo asiente con los ojos cerrados.

Tiene las mejillas al rojo vivo, los labios hinchados, los pechos marcados por mí y con la respiración agitada.

Saco mis dedos despacio y suelta un gemido por la sensación. La beso otra vez antes de llevarme los dedos a la boca y lamer sus jugos.

—No te muevas — le digo antes de ir a por una toalla limpia.

—Tranquilo, no me funcionan las piernas ahora mismo.

Sonrío al verla con los brazos abiertos y las piernas extendidas.

Vuelvo con la toalla y levanto una de sus piernas para tener acceso a su coño, gime al estar tan sensible, si clítoris está un poco hinchado debido a la acumulación de sangre y cuando termino de limpiarla la levanto para ponerla bien y me pongo a su lado.

—Vamos a dormir, cariño.

Asiente subiendo su cuerpo al mío, pasando un brazo por mi cuello para tocar mi cabello.

—Gracias por ser paciente conmigo, mi Alfa — dice antes de dejar un beso en mis labios — Buenas noches, mi amor.

—Buenas noches, mi Luna.

Al día siguiente me levanto antes que ella y bajo a desayunar con mi madre. Pido que me preparen una bandeja para mi mujer cuando termino. Me entregan una bandeja que contiene de todo y subo a la hago donde sigue dormida.

Su teléfono suena haciéndola despertar.

—¿Quién es? — pregunta y veo como su cara se vuelve pálida.

Me acerco a ella y le quito el teléfono.

—¿Eres el imbécil que la tiene amenazada? — hablo tranquilo porque no le tengo miedo y tampoco le va a tocar un solo cabello.

Oh, mi querido amigo Kenzo. Cuánto tiempo sin hablar contigo.

Esa voz la he escuchado antes.

—¿Qué coño quieres?

El de tu mujer para ser exactos. Sé que es una blanca pura y virgen, también que la rechazaste. Que tonto fuiste, Kenzo. ¿Sigues sin saber quien soy?

Mi lobo gruñe por lo que acaba de decir. Esa voz, esa maldita voz la he escuchado en alguna parte.

—Te recomiendo que dejes a mi mujer en paz. No me interesa saber quien eres, solo intenta acercarte a ella y mueres.

Cuelgo la llamada antes de llamar a uno de mis hombres para que venga a por el teléfono de Jade y se lo lleve para localizar el número.

Mi mujer está en shock, pálida y con la mirada perdida.

—Cariño, no tienes que temer, no te va a pasar nada. Te lo prometo.

Me mira con los ojos llenos de lágrimas y se lanza a mis brazos a llorar como una niña pequeña sin dejar de temblar.

—Él dijo... dijo que va a matar a... a matar a mi nana, está en peligro, Kenzo — me habla y apenas entiendo sus balbuceos. Está muy nerviosa.

—Tranquila, lo vamos a solucionar.

—¡Ella está en peligro! — grita como una desquiciada y se levanta para ir al vestidor.

—No vas a salir, mis hombres irán por ella — la sujeto del brazo cuando sale con ropa en la mano y niega con la cabeza — Sí, Jade. Tú no vas a ningún lado, estás en peligro.

Llora aún más cuando alzo la voz y enciendo mi teléfono.

Alfa.

—Ve por Rosi a casa de mi Luna.

Es mi segundo hombre de confianza y cuelga antes decir que la traerá. Llamo a Andreus y responde al segundo toque.

¿Cómo vas, cuñado? — responde con burla.

—A tu hermana la acaban de llamar diciendo que van a matar a Rosi, ya sabes que hacer.

Estoy con Aleska dando un paseo, ya me encargo.

Mi mujer tiembla sin dejar de llorar y mi lobo quiere salir a tomar el control para poder matar a todo el que vea sospechoso. No veo que sea mala idea, pero una vez que empiece, no va a parar hasta acabar con todas las amenazas posibles y Jade me necesita ahora mismo.

—La van a traer, tranquila.

No puedo permitir que hagan sufrir a Jade. Rosi es como una madre para ella al igual que la mía. No deja de temblar y solo quiero calmarla.

Tenemos que matarlo.

Así será, Sombra, pero no dejes que la ira te nuble la cabeza.

El gruñe ansioso y desesperado, con miedo al pensar en Jade. Ahora solo vemos por ella, por nuestra Luna.

Ese hijo de puta me las va a pagar.

Mi LunaWhere stories live. Discover now