Capítulo 35.

3.9K 201 25
                                    

Jade

Kenzo lleva un rato intentando calmarme, pero no puedo hacerlo, no hasta que mi nana esté aquí conmigo.

A la media hora llaman a la puerta, avisando que nana Rosi llegó. Salgo corriendo para el salón y me lanzo a sus brazos cuando la veo. No puedo perderla, ella ha sido una madre para mí, al igual que Sinnia. No las puedo perder.

Lloro en sus brazos sintiéndome como una niña pequeña. Ella me abraza fuerte, pasando su mano por mi espalda y dándome calor.

—Tranquila, cariño. Todo está bien, estoy aquí. No llores más, mi dulce niña — susurra tratando de tranquilizarme.

—No quiere perder a nadie más, nana. Perdí a mamá, perdí a papá y no quiero perdelos a ustedes también — le digo sin dejar de llorar.

No puedo dejar de hacerlo. Recuerdo lo que ese hombre me dijo en la llamada. O voy con él o los pierdo a todos

Mi hermano llega con Aleska y se pone a mi lado mientras Andreus me envuelve en sus brazos y deja besos en mi cabeza. Noto que ella hace lo mismo susurrando que todo va a estar bien. Sin embargo, yo sé que no.

—Dime qué te dijo en la llamada, pequeña. Necesitamos saber — pide mi hermano con voz suave.

Kenzo, Sinnia y nana están justo al lado, mirando fijamente la escena y esperando a que hable. Sorbo mis mocos, limpiando mis lágrimas sin poder evitar el temblor de mi labio inferior.

—Él dijo que me tengo que entregar a él si quiero que mi familia siga viviendo. No va a permitir que nadie viva si no estoy con él — les digo y lloro de nuevo.

Kenzo gruñe saliendo del salón y dando órdenes a todos para que le digan quién es el hijo de puta que hizo la llamada.

Sinnia se acerca a darme un vaso de agua y lo tomo.

—Estamos a salvo, Jadeita. Esta manada es una de las más seguras desde hace año — me habla Aleska limpiando mis lágrimas.

—Nadie va a tocar a nadie, pequeña — dice mi hermano.

Solo asiento cuando Kenzo viene y me envuelve en sus brazos, dejando que me recargue en él. Sollozo sin poder evitarlo. No quiero que nadie muera. No quiero volver a pasar por ese dolor.

—Nadie te va a tocar un pelo.

—No quiero que toquen a ninguno de vosotros. Me quiere a mí.

—¿Qué cojones dices, Jade? — ruge Kenzo y me estremezco.

—No le hables así a mi hermana o no respondo — Andreus se pone a la defensiva a mi lado.

Tiemblo sin ser capaz de controlar las lágrimas.

—Me quiere a mí. No puedo permitir que os hagan daño.

—¿Estás diciendo que quieres entregarte? ¡Eso es lo que estás diciendo, Jade! — me grita Kenzo como un loco pasándose las manos por la cara.

No puedes hacer eso.

Escucho una voz rugir en mi cabeza y miro a Kenzo un poco asombrada. Es su lobo.

—No vas a ir a ningún lado, Jade. No puedes — declara mi hermano con voz cortante.

—Pero me quiere a mí. Os va a hacer daño, podemos planear algo — les digo tratando de que me entienda. Siento que me voy a desmayar.

—No vas a ninguna parte — corta Kenzo con su voz de Alfa.

Lloro más fuerte y me dejo caer en el sofá. Siento que en cualquier momento voy a caerme. No le he hecho daño a nadie.

—Jade — vuelvo a escuchar la voz de Kenzo y no le respondo. Necesito tiempo.

—Necesita tiempo, es mejor dejarla — le dice Aleska.

—Vamos a irnos para que podáis hablar tranquilos, pero mi hermana no sale de aquí. No va a salir sin ninguno de nosotros, va a dejar el instituto para recibir las clases online. Mañana hablo con el director.

Eso sí que no. Me levanto de un salto y lo señalo con mi dedo.

—Son mis estudios de lo que estás hablando, Andreus. No voy a dejarlos por un psicópata obsesionado.

Su rostro está igual de tenso que su cuerpo. Jamás le hablé así a mi hermano, jamás.

—¡No me importa lo que quieras, Jade! — me grita sin poder contenerse — ¡Eres mi unica familia y no pienso perderte!

Nos miramos fijamente sin hablar. Me tiembla todo y me largo a la habitación sin despedirme de nadie para llorar en la cama.

Pasan al menos dos horas hasta que alguien entra. Kenzo.

—Deja de llorar.

¿No entiende que no quiero poner mi vida en pausa? No puede tener aunque sea un poco de empatía y ponerse en mi lugar. No, él lo soluciona todo diciendo que deje de llorar.

No le respondo y se va al baño. Escucho como enciende un grifo, supongo que el de la bañera. Sale y viene hacia la cama para cogerme en brazos y llevarme al baño.

—No voy a dejar, bajo ninguna circunstancia, que te pongas en peligro, Jade — me habla con voz suave y calmada, como si hablase con una niña pequeña — Tú eres mi vida, mi futuro. No puedo, ni quiero perderte, así que entiende, por favor, que no vamos a dejar que te expongas de esa manera.

Deja un beso en mi frente antes de quitarse la ropa y seguir con la mía.

—¿Qué productos usas? Tienes mucha mierda de esta y no entiendo para qué son, Jade — señala con las cejas alzadas el estante lleno de geles, cremas, bombas y sales de baño.

Me saca una pequeña sonrisa y señalo unas sales con olor a lavanda junto a una bomba morada. También agarra champú, crema y gel.

—No entiendo nada. ¿Lo tiro todo a la vez?

—Primero la sales y luego la bomba — le digo y él lo hace.

Ya queda menos para que se llene. Es grande y su baño es bonito, con tonos grises y blanco.

Comienza a besarme y me alza envolviendo sus brazos para dejarme sentada en el mármol y me acorrala con su cuerpo.

—Quiero que disfrutes de tu baño y dejes de pensar. Luego desayunas.

Asiento y me lleva a la bañera, donde me siento con él detrás. Lava mi cabello dando masajes en mi cabeza y le explico que solo me ponga crema en las puntas para dejarla actuar.

Dejo caer mi cabeza en su pecho cuando me talla el cuerpo con una esponja. Cuando llega a mis pechos lo hace con su mano y me relajo con su tacto. Los movimientos y los apretones me calman.

Baja la mano a mi sexo, pero solo lo lava.

No hagas nada, cariño. Él nos va a cuidar.

Solo quiero estar tranquila — le digo a Frodi.

Lo sé, mi pequeña, pero recuerda que todo pasa y vamos a solucionar mejor los problemas si estamos juntos.

No respondo más y me voy la vuelta para hacer lo mismo con Kenzo. Paso mis manos por su cabello, su espalda y todo su cuerpo. Es hermoso y es mío.

Nos quedamos ahí hasta que el agua se vuelve fría.

—Mierda, se me olvidó poner la función del jacuzzi.

—No te preocupes, para la próxima.

Pasamos el día en la cama viendo la televisión, aunque sin ver nada en realidad, y Kenzo al teléfono haciendo llamadas a todo el mundo.

—Me asusté un poco al escuchar la voz de Sombra en mi cabeza.

—Nuestra conexión se está haciendo fuerte y estás aprendiendo a controlar tu loba — me dice y detecto el orgullo en su voz.

—Me alegra saber eso.

Asiente dejando un beso en mi frente.

Mi LunaWhere stories live. Discover now