Ser una princesa no es cosa fácil, pero Lena tiene claro su objetivo: convertirse en una gran reina. Todo cambia cuando conoce a Righ Bastian, un cantante famoso que romperá todos sus esquemas.
***
La vida de Lena se basa en una simple premisa: guar...
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—¿Sabes que mañana tenemos un vuelo casi a primera hora? —pregunta James y no sé por qué lo hace, me conoce, sabe que soy un desastre para las fechas y para mi agenda, para eso está él, para recordármelo—. No sé qué es lo que estás pensando, pero no puedes anularlo.
—¿Es muy importante? —intento saber, porque no sé a qué se refiere.
—Sebastian...
Lo dice usando ese tono que no me gusta de él, como si estuviera hablándole a un niño pequeño. Sé que no lo hace con mala intención, James no es de esos. Además, creo que le sale porque se preocupa por mí. Él de verdad lo hace.
—Podemos aplazar el vuelo, ¿no? —propongo—. Tengo ganas de hacer otra cosa mañana.
—¿Relacionado con la princesa? —James me examina y al ver que solo sonrío, niega con la cabeza molesto—. ¿No has aprendido nada?
—Sí, que las princesas pueden ser muy guapas.
—Hablo en serio.
—Y yo también. ¿Me vas a decir que no te resultan atractivas? Ambas.
—Eso es lo de menos. No puedes aplazar tu agenda por un simple... calentón. Sí, es muy guapa, eso es innegable, pero estás siendo totalmente irracional, Sebastian.
—¿Qué tengo que hacer mañana? —vuelvo a preguntar—. Si es algo importante, no lo voy a aplazar. Te lo prometo.
—Mañana tenemos el vuelo, solo eso. Pero tienes un encuentro con las fans dentro de dos días. Volamos mañana para que no haya prisas y esa cosas...
—Lo entiendo, ¿puedes aplazar el vuelo? Aunque sea irnos por la noche.
—Sebastian, ¿por qué?
Esa es una buena pregunta. ¿Por qué quiero quedarme para volver a ver a Lena? No lo sé. Quizá es porque creo que me va a suponer un reto, el primero que tengo en mucho tiempo, o porque me he divertido molestándola como no lo hacía desde hace tiempo. O quizá es que mis ganas de tener en la cama a una chica que me ha rechazado en un primer momento me nubla.
—Siendo sincero, no lo sé —admito—. Pero ¿estoy haciendo algo malo? Yo creo que no. Posponer el vuelo no supone un problema grande.
—Pero acercarte tanto a una princesa, sí. —James suspira, sabe que no va a sacar nada insistiendo, es consciente de que cuando algo está en mi cabeza no se me va de forma rápida a no ser que lo consiga —. De acuerdo, lo aplazaré. No hagas que me arrepienta.
—Sabía que no me fallarías —sonrío y le doy una palmada en el hombro—. Por cierto, quiero que me busques información de ese festival tan raro que ha comentado, Lena.
—¿Para qué?
—Primero de todo, tienes que cuadrar fechas para que pueda actuar, es una de las condiciones que he aceptado para apoyar el comunicado, que espero que mañana te leas y me digas qué pone.
