Capítulo Setenta y Tres

22.1K 2.4K 384
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



Se me cae la casa encima.

No sé qué hacer y creo que aún no he asimilado lo que acaba de ocurrir. No me muevo, me quedo en el sofá mirando a la nada, intentando poner orden a todo lo que se me pasa por la cabeza.

Nunca he tenido tantos pensamientos a la vez y con semejante caos. No tienen lógica, hay un batiburrillo que me hace divagar entre muchos asuntos: sus primeras palabras, el reproche implícito en su voz, la duda, el miedo en sus ojos cuando se había dado cuenta de lo que había dicho, el dolor, la culpa... Y la manera en la que me había mirado por última vez, llena de amor, cargada de sentimientos y emociones.

No creo que pueda olvidar cómo se ha ido, la forma en la que lo ha hecho. Pocas personas me han mirado de ese modo, sus ojos expresaban tanto que fue casi un golpe directo de realidad. En esa última lo vi a él, sin máscaras, sin fachadas, era clara y transparente.

Me había sido fácil una vez que lo estaba empezando a conocer ver a través de lo que ocultaba, pero esta vez había sido distinto. Había sido una mirada directa a su alma.

Sebastian y yo hemos roto, eso es una evidencia. Nuestra relación se ha precipitado a una velocidad que me resulta preocupante, por decirlo de algún modo.

En un instante la felicidad se ha esfumado y me he quedado aquí, sola. O técnicamente sola, ya que Snö está a mi lado y se ha pegado a mí, apoyándose en mi brazo y cargando su peso.

Agradezco que esté conmigo, lo acaricio de forma constante, lo que le pone contento, ya que me lame varias veces y eso consigue sacarme más de una sonrisa, sus ataques de amor sin esperar nada a cambio.

No me arrepiento de lo que he hecho, eso lo tengo muy claro. He tomado la decisión correcta, no tengo dudas. Sebastian al pedirme que renunciase al trono, a mi futuro, ha cruzado el límite de lo que puedo tolerar, a la parte que estaría dispuesta a ceder para que lo nuestro funcionase.

Estoy tan dolida... Creo que Sebastian no se imagina el daño que me han hecho sus palabras, el efecto que han tenido en mí.

¿Por qué tengo que renunciar yo a mi futuro? ¿Por qué no puede ser al contrario? Ni se ha planteado a hacerlo por mí. ¿Por qué no puede renunciar a ser un cantante famoso? Es que parece que no tiene clara la diferencia entre eso y renunciar a la música, algo muy distinto. La música siempre puede estar en su vida. Aunque no se lo hubiese pedido, no soy egoísta, no como él.

Lo ha arruinado todo, pero no estoy enfadada, sino decepcionada.

¿Cómo ha podido hacernos esto? ¿Cómo ha podido hacérmelo a mí?

Lloro, no reprimo lo que siento y dejo que las lágrimas caigan mientras suspiro. Sigo buscando una razón, un motivo para que haya hecho esto.

¿Nunca había llegado a confiar del todo en mí? Porque eso es lo que creo, que cuando había empezado a agobiarse con la situación se lo había guardado para sí. ¿De qué tenía miedo? ¿Se esperaba que no actuaría bien? ¿Que me enfadaría?

La soledad de la coronaWhere stories live. Discover now