Capítulo Sesenta y Dos

24.9K 2.5K 732
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



Noto cómo Sebastian coloca sus manos en mis dos mejillas, y suspira, pensando bien lo que decir. Acababa de sincerarme con él y en lugar de sentirme débil y vulnerable es todo lo contrario. Me siento más libre. Últimamente, y gracias a él, tengo esa sensación, y me gusta.

Sigo con los ojos cerrados porque por mucho que decirle una de las razones por las que siempre quiero ser perfecta me haya quitado un peso de encima, el control sigue siendo muy importante para mí. No quiero que me vea con los ojos humedecidos o con la mirada perdida, no es mi estilo.

—Lena, abre los ojos. —Hago lo que me dice y lo veo sonreír, como si estuviera muy feliz de haber escuchado esas palabras—. Sé que te exiges mucho a ti misma, te conozco, pero no es verdad lo que has dicho.

—¿Crees eso? —pregunto en un susurro.

—No sé mucho de temas reales, de hecho todo me lo has contado tú, o James. —se ríe—. Sin embargo, sé cómo eres, sé que serás una gran reina y la persona que no quiera verlo, tiene un gran problema. Me es igual que sea tu padre, el rey o... ¿Tiene algún título más?

—Si empiezo, no acabo. —También me río, ha conseguido que incluso en un momento así me salga una sonrisa. Es una de las cosas que más me gustan de él, la capacidad de hacerme obviar lo demás y ser feliz. Estoy bien con él, por lo que sigo hablando—. Siento muchas veces que por mucho que haga, no será suficiente, que siempre estará la duda del que hubiera pasado si Kristoff hubiera sido el primogénito, cómo hubieran ocurrido las cosas...

—Es normal tener dudas, nadie es perfecto, Lena —murmura—. Somos humanos, si no tuvieses ese tipo de momentos, el título de la reina de hielo sí que sería ideal para ti.

—¡Sebastian! —protesto y él junta nuestras frentes mientras sonríe.

—Aunque mi opinión no te sirva de mucho, yo confío en ti. Sé que serás una gran reina, no tengo ninguna duda de ello —dice mientras me acaricia las mejillas con los pulgares—. Y además, serás mi preferida, no todas tienen ese honor.

—Todo un privilegio... —me mofo.

—Cuando empecé a tener fama por mi música, creí que no me lo merecía —confiesa sin poner distancia entre ambos—. A veces todavía lo pienso. Hay gente con muchísimo más talento que yo que deberían estar en mi lugar.

—No digas tonterías —pido, molesta, ¿acaso no ve lo especial que es?—. Si tienes tantos seguidores y fans es por algo.

—Lo sé, pero ¿ha sido gracias a mi físico? Porque puede que eso fuera lo que les llamó la atención, ¿cuántos artistas hay así?

—Si no tuvieras talento, no seguirías siendo tan conocido —afirmo sin dudar—. Sabes que no soy de regalar piropos, pero tu música me hace sentir tantas cosas...

La soledad de la coronaWhere stories live. Discover now