Capítulo Setenta y Dos

21.6K 2.3K 468
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



Estoy muy agobiado.

No puedo pensar en otra cosa que no sea en todo lo que ha mencionado la madre de Lena en la cena.

Nada de lo que ha dicho me parece descabellado, es normal que se preocupe porque no he aprendido aún sueco, ni he mostrado un interés real por ello. Tampoco es que haya pasado tanto tiempo desde que Lena y yo estamos juntos, ¿no? Con inglés ya nos entendemos, ¿para qué ponerme a estudiar su idioma con tanta prisa?

Eso no es lo que me pone más nervioso, está lo de que no sé nada de su cultura, sus costumbres, tradiciones, historia y podría seguir...

Tiene razón, ni siquiera le he preguntado a Lena nada de ello, ¿parecerá que no me preocupo por su legado? ¿Que no quiero conocer más de ella? No hemos hablado del tema, no ha salido, ¿Lena pensará que no me importa lo que es? ¿Que no me intereso por su futuro?

No sé cómo sentirme, aquí en Suecia ya no se me considera Rìgh Bastian el cantante, o no solo soy eso, el nuevo título que se me ha adjudicado es el novio de la heredera, el posible consorte de la futura reina.

Ya no valoran mi música, o no en la mayoría de artículos de prensa, ahora se fijan en todo lo que he hecho en el pasado, salen noticias antiguas, me juzgan, me evalúan... Y no son críticas por lo que hago, es por lo que soy.

Y eso hace que empiece a estar al límite.

James y yo ya lo llevábamos hablando desde hace meses, él había sido honesto con ese tema. Si seguía con Lena, a la larga, uno de los dos tendría que renunciar a su profesión por el otro.

Mi mejor amigo tenía claro que tenía que ser yo, lo había repetido en multitud de ocasiones. Para él, la decisión era lógica, Lena era la heredera al trono, no podía cambiar su futuro por nadie, su camino era muy distinto al mío.

Sin embargo, yo no lo veo de una forma tan simple.

No puedo renunciar a la música, es superior a mí. Solo de pensarlo es como si me arrancaran la piel a tiras, duele demasiado.

La música ha sido mi pilar, la que me salvó, la que me hizo tener un objetivo...

La música me salvó.

Pero tampoco puedo pedirle a Lena que renuncie a todo por mí.

¿O sí?

Tampoco sé cómo hablarlo con ella, no sé cómo admitirle que estoy agobiado por todo. Es que si lo hago, ¿qué pensará de mí?

Estar conmigo ya le está suponiendo muchos problemas, empezando por el hecho de que no vive en palacio, que se marchó por defender nuestra relación. Y yo... yo me agobio ante la primera situación difícil.

De ese modo van pasando los días, en los que me voy cerrando en mí, intentando ser el mismo de siempre con Lena, intentando que no se note que mi mente es un caos.

La soledad de la coronaWhere stories live. Discover now