Capítulo Sesenta y Nueve

23.9K 2.2K 355
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



—¿Te has dado un golpe en la cabeza?

James lo pregunta tan serio que no puedo evitar reírme a carcajada limpia. Tampoco he dicho nada para que crea eso, solo le he pedido la opinión sobre una idea que lleva rondándome por la cabeza unos días. ¿Tan raro lo ve?

—Vamos, James, no hay para tanto, ¿no?

—¿No? — rebate alzando una ceja mientras niega con la cabeza de forma sutil. Está acostumbrado a mis locuras, pero supongo que todo lo que tiene relación con Lena es nuevo para él, ya que nunca antes me he implicado tanto con una mujer que no fuese de la familia—. ¿Cuántas veces te he dicho que no te precipites?

—¿Muchas? —contesto con una media sonrisa y lo miro, esperando que deje ese matiz serio que tiene su rostro—. Antes necesito tu opinión, lo sabes. No es solo cosa mía, nos incluye a ambos.

Mi amigo suspira, se saca las gafas con la mano izquierda y con la derecha se frota los ojos mientras piensa. Sabe tan bien como yo que no conseguirá hacerme cambiar de opinión diciendo que es demasiado pronto, que solo lo haría si a él no le parecía bien, no deja de ser mi voz de la consciencia y saber qué opina es importante para mí.

Con Lena soy impulsivo, más de lo que suelo ser, simplemente porque si fuera por mí... Eso no quita que intente ir con pies de plomo y le pregunte a James más de una vez por las cosas para asegurarme de no cagarla. Lo último que quiero es hacerle daño a mi princesa por mis acciones.

—A mí no me importa —afirma y sus ojos azules confirman lo que ha dicho—. ¿Has hablado con mi madre y con el resto de la familia? También es cosa suya.

—Aún no, primero tenía que saber qué opinabas tú. Eres el primer corte.

—Por mí está bien, supongo que a mamá tampoco le molestará. La cuestión es, Sebastian, ¿Lena querrá pasar las Navidades contigo?

—No lo sé, por eso se lo propondré —murmuro y me sirvo un vaso de whisky. Podía estar en Escotolmo, pero me había asegurado de que lo hubiese—. ¿Vemos la ceremonia de los Nobel? Necesito saber cómo va vestida Lena, ¿llevará corona?

—Sebastian...

—¿Qué? No puedes culparme, es una fantasía que tengo, tenerla en nuestra cama y que ella lleve...

—No quiero escucharlo —me interrumpe—. En serio, no quiero.

Estoy tentado a seguir hablando solo para molestarle, pero Snö me pide atención por lo que lo subo a mi regazo y veo la ceremonia mientras lo voy mimando.

Decir que Lena va preciosa es poco; el vestido azul que lleva, aunque creo que me dijo que era un azul con algo más, no sabría decir qué, le sienta demasiado bien.

La soledad de la coronaWhere stories live. Discover now