Capitulo 27

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- Ese chico es muy apuesto- Dijo mi abuela mientras comíamos.
- ¿Ryan? Si que lo es- Respondí.
- Cuando seas grande deberías conseguir a alguien como él, es tan educado.
- Es muy lindo, me gustan sus ojos- Dije.
- Mi intuición como abuela me dice que te gusta él, créeme que es un buen pardido porque es muy guapo y su familia tiene  mucho dinero- Mi abuela me sonrió.
- Sí, me gusta pero soy solo una niña, no hay forma de que él me haga caso- Agaché la cabeza.
- Claro que sí hay forma, como todo noviazgo debes empezar por una amistad, hazte su amiga y las cosas se irán dando. Además aún estás pequeña, te falta desarrollarte y convertirte en mujer, te aseguro de que serán la mujer más hermosa del mundo- Dijo mi abuela haciendo que me sonrojara.
- No creo llegar a ser tan hermosa como mi madre...
- Tú serás más hermosa, tanto en el exterior como internamente.
- Gracias abuela, tu siempre me das ánimo, no sé qué haría sin ti.
- Por cierto mi niña, tengo que decirte algo. Este fin de semana habrá una comida familiar así que pensé que sería buena idea que tú y yo nos fuéramos de compras ¿Qué dices?- Me preguntó entusiasmada.
- Me gustaría abuela, pero tengo que ir a mis clases de piano, además no tengo porqué deslumbrar a la familia con mi atuendo.
- Ya le avisé a tu profesor de piano que no irías, además claro que es importante la ropa ¿No has escuchado "Como te ven te tratan" pequeña?- Me preguntó.
- Sí, pero a mí no me importa cómo se vean las personas, creo que lo más importante es que sean amables y bondadosas.
- Eso es algo importante pero créeme que no lo es todo, la apariencia también cuenta mucho- Me explicó.
- No te haré cambiar de opinión, así que sí ¡Vamos de compras!- Dije
- Excelente.

Visitamos un centro comercial enorme y muy exclusivo donde habían prendas de alta calidad, sin embargo yo no estaba nada entusiasmada.
Me quedé mirando las prendas que había en varios maniquíes mientras escuchaba la conversación de una madre y una hija.

- Hija esto se te vería divino- La madre le dio una mini falda roja a su hija.
- Sí mamá ¡Me encanta!- Respondió entusiasmada.
- Me hace tan feliz venir de compras contigo, me siento completa.
- Yo también mamá, además me gusta que me digas que se me ve bien, créeme que soy la envidia de todo el colegio por la ropa que uso- Respondió.
- Claro, todas tienen que envidiarte mucho, tú eres la mejor y la más bonita.
- Lo sé mamá, nosotras somos las más bonitas.

Mientras escuchaba me preguntaba ¿Así seríamos mi madre y yo sí hubiéramos tenido dinero?

Al llegar a casa repletas de bolsas con ropa nos dimos cuenta de que había alguien dentro.

- Hola mamá, hola niña- Nos saludo mi madre.

La que sueña con BeethovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora