Capítulo 93

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Mi pequeña Elizabeth tenía ya 12 años y quería saber la verdad sobre su madre así que decidí llevarla a los lugares donde me enamoré de ella.    

— ¿Estas lista? — Pregunte.

— Si, necesito conocer como era mi madre, estoy nerviosa no te mentiré, pero necesito saber la verdad— Respondió.

— Antes asegúrame que esto no cambiara tu relación con Isabel, ella te ha cuidado muy bien todo este tiempo, ha sido tu mamá y una muy buena.

— No te preocupes papá, Isabel es mi mamá y esto no cambiará nada.

Fuimos en mi auto hasta la antigua tienda de música donde conocí por primera vez a Elisa.

— ¿Ves este pequeño edificio? — Pregunté.

— Sí— Respondió

— Aquí es donde comenzó nuestra historia.

— Pero papá esta es una de tus pastelerías ¿Cómo conociste a mi mamá aquí? — Pregunto curiosa.

— Antes era una tienda de música, vendían discos e instrumentos musicales. Tu madre tenía tu edad y había venido para mirar los pianos porque ella amaba la música clásica desde pequeña.

— ¿Aquí se hicieron novios?

— No, ni siquiera hablamos la primera vez, yo únicamente estaba comprando un disco y tu madre se me quedo viendo por algún tiempo, fue muy extraño e incómodo, tu madre salió corriendo de la tienda.

— ¡Qué vergüenza! — Exclamo Elizabeth.

— Bien ahora vamos a el lugar donde la conocí.

Durante el trayecto le conté a Elizabeth como Elisa se mudó de cuidad, como su vida cambio por una salida familiar en la que su padre perdió la vida.

— ¡Hemos llegado! Aquí fue donde tu tía Rebeca y yo pasamos nuestra infancia y crecimos. Mi papá le dejo esta casa a mi madre y aquí fue donde ella nos crio. Un dia Rebeca dijo que iba a traer a una amiga a la casa para jugar y ¿Qué crees? — Pregunte.

— ¿Qué? — Pregunto mi hija.

— Era Elisa, ella al verme se sorprendió tanto que tiro su vaso de agua sobre la mesa, fue un desastre debo admitirlo.

— ¡Qué vergüenza!

— Ella solo estaba nerviosa porque ¿Quién no lo estaría teniendo al joven y guapo Ryan? — Pregunte.

— Tienes toda la razón papá, por eso soy tan bonita como tú— Aseguró Elizabeth.

— Asi es princesa aunque yo diría que es mas gracias a tu madre, te pareces tanto a ella— Suspiré recordando a mi eterna amada.

— ¿La extrañas aunque ya paso tanto tiempo? — Preguntó confundida.

— A mis ojos solo han pasado unos días, mi princesa. Ya es hora de que vayamos al siguiente lugar.

Seguimos con nuestro trayecto, nos dirigíamos a aquel parque donde comenzamos a platicar.

— Aquí tu madre y yo solíamos tener buenas charlas, ella era muy madura a pesar de su corta edad en ese entonces, eso me atrajo mucho de Elisa aunque en ese momento yo solo la veía como una amiga.

— ¿En serio? Ojala algún día pueda ser como ella— Respondió mi hija.

— Estoy seguro de que así será, mi pequeña.

— Espero que sí— Sonrió.

— Vayamos al siguiente lugar.

Continuamos nuestro viaje en el tiempo y nos dirigimos al auditorio donde Elisa concurso por primera vez.

— Aquí tu madre concurso contra muchos jóvenes músicos y aunque no califico en ningún lugar, déjame decirte que lo hizo increíble, ella solo llevaba unos meses tocando el piano y los demás desde pequeños, su abuela se enojó mucho por eso, sin embargo, lo hizo muy bien— Dije orgulloso.

— Seguramente fue muy triste para ella no haber calificado— Respondió.

— Lo fue, pero ella nunca se rindió, siguió practicando y practicando, ella es mi héroe, ella es mi mayor ejemplo de que si quieres algo y perseveras entonces seguro lo conseguirás.

— Mamá era increíble— Elizabeth sonrió.

— Lo era, lo era, después de ese dia tu madre y yo fuimos a su antigua casa en la ciudad vecina, pero aun no iremos para alla, descansaremos un poco hoy y continuaremos mañana ¿Te parece bien? — Pregunte.

— Me parece bien, papá.

Por ultimo nos dirigimos al aeropuerto.

— Aquí me despedí de tu madre cuando tuve que ir a cuidar a mi abuela a Alemania, ella estaba muy triste y más aún porque había iniciado una relación con alguien que ella detestaba, la deje de ver por muchos años.

— ¿No sabias que le gustabas? — Pregunto Elizabeth.

— Sí, ella me lo confeso antes, sin embargo yo era un tonto y no la correspondí.

Mi eterna amada Elisa, hoy me arrepiento de no haber estado desde antes contigo, tu valías mas que todas las personas que me rodeaban.

Después de visitar el aeropuerto mi hija y yo fuimos a cenar y a descansar.

La que sueña con BeethovenWhere stories live. Discover now