Capítulo 61

190 30 20
                                    

¿Felicidad? Felicidad es abrir los ojos y mirar a la persona que amas junto a ti.
Mire a Ryan detenidamente, su hermoso rostro y sus perfectas facciones que me tenían perdidamente enamorada. Solo él y yo en la misma cama y con solo una sábana cubriendo nuestro cuerpo.

Me levanté de la cama sin hacer mucho ruido y tome mi ropa interior. Me puse una playera de él, la cual me quedaba grande y fui a la cocina a preparar un rico desayuno. Al poco rato, Ryan me alcanzó en la cocina.

- Hola- Lo saludé.
- Que ama de casa tan sensual- Dijo él.
- No es cierto- Me sonroje.
- Claro que sí- Me beso- Se ve rico el desayuno.
- Siéntate, estoy por servirlo.

Desayunamos muy a gusto y platicamos de muchas cosas.

- Creo que tengo que irme ya- Dijo- Tengo varias cosas que hacer hoy, pero volveré al anochecer- Me aviso.
- Sí, está bien yo te esperaré.
- Deberías hablar con tu abuela Elisa, no te engañes, ella ya es una señora mayor y no sabes cuándo será la última vez que la veas, es mejor que todo quede resuelto- Me recomendó.
- Tienes razón... Iré a verla.
- Espero que te vaya bien.
- También espero que te vaya bien- Me beso antes de irse.

Me arregle y me puse un vestido negro muy hermoso de Rebeca y me dirigí a la casa de mi abuela. Al entrar note que mi abuela estaba tocando el piano, ella tocaba "Presto Agitato" de Beethoven.

- Vaya tu abuela es muy buena- Escuché la voz de Ludwig- Pero yo lo hacía mejor.
- No lo creo, ella es la mejor- Susurré.
- ¿Estás segura de que quieres despedirte de esto?- Preguntó Ludwig.
- ¿A qué te refieres?
- Si te vas con Ryan no tendrás una preciosa mansión, ni alguien que cocine por ti o haga la limpieza, tampoco tendrás un gran piano para tocar lo que significa que renunciaras a tu sueño por ser la esposa de un cocinero pastelero. No podrás ir de compras cada semana, ni tener vacaciones costosas, ni tampoco podrás costearte las inyecciones que te pones en el rostro.
- No me importa... No me importa- Respondí.
- ¿Elisa?- Pregunto mi abuela al notar mi presencia.
- Abuela, quería hablar contigo.
- Tu y yo no tenemos nada que hablar, te dejé todo muy claro ayer ¿No?
- ¿Cómo puede ser que me condenes a mi y no a mí madre que se acostó con mi prometido?- Pregunté.
- Tu madre hizo mal pero al menos Erick es rico, tú te fuiste con un pobre vendedor de hamburguesas- Respondió.
- Abuela... Por favor, no hagas esto más difícil- Le pedí- Yo lo amo a él y no lo voy a dejar.
- Sí, entiendo... Pero muchas veces es mejor sacrificar el amor por la estabilidad económica- Dijo.
- ¿Nunca amaste a mi abuelo?- Pregunté.
- Lo comencé a amar con el tiempo.
- Abuela, yo no soy como tú, yo no quiero sacrificar mi felicidad por dinero...
- Entonces no tenemos nada de que hablar Elisa, por favor retirate, nada de lo que hay aquí es tuyo- Dijo- Olvídate de mi.

Comprendí que no había manera de hacerla cambiar de opinión así que me retiré hacia el departamento.

Al anochecer Ryan llegó muy emocionado.

- Mi querida Elisa- Comenzó a decir- Aquí tengo algo que cumplirá mi más grande sueño- Dijo él y me enseñó un sobre blanco.
- ¿Qué es?- Pregunté curiosa.
- Hoy vendí mi diamante y lo usé para algo que me hará feliz y lleno de satisfacción.

Ryan me dio el sobre y lo abrí emocionada.

- Ryan...

El sobre contenía un boleto de avión a Londres junto con un contrato de arrendamiento de un departamento.

- ¿Qué es esto?- Pregunté.
- Aunque soy un pobreton como todos dicen, quiero que tú seas alguien, mi mayor sueño es que tú cumplas los tuyos, no quiero tenerte aquí y que algún día te arrepientas de todo lo que no hiciste, prefiero dejarte vivir y que cuando estés lista podamos dar un siguiente paso- Dijo con lágrimas en los ojos.
- Gracias- Agradecí dándole un fuerte abrazo y llorando junto a él- Gracias por dejarme crecer, gracias por dejarme vivir.
- Te amo y quiero que seas muy feliz.

La que sueña con BeethovenWhere stories live. Discover now