Capítulo 38

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- Elisa, Elisa- Escuché una voz llamándome.
- ¿Qué pasa?- Pregunté.
La habitación era oscura, no podía ver nada.
- Es tu turno, es tu oportunidad de brillar.

Entonces una pequeña luz se encendió y justo la luz caía sobre un maravilloso piano.

- No estoy lista- Dije.
- Claro que lo estás.

Caminé hacia el piano y senté frente a él. No sabía cómo empezar, ni sabía que tocar, pero sin explicación alguna mis manos comenzaron a moverse produciendo una hermosa melodía. De pronto las luces se encendieron y mire que a mí alrededor había un gran público admirando mi interpretación.

En primera fila se encontraban mi abuela y la sirvienta las cuales me mandaban besos desde sus asientos. Junto a ella estaba mi madre y su novio mirándome atentamente, ella se veía distinta, por fin estaba orgullosa de mi.
Más atrás estaba Ryan sosteniendo un ramo de flores así que me sonroje y seguí mirando el piano.
Casi al terminar mi interpretación mire nuevamente a mi madre y junto a ella no estaba Rubén sino mi padre así que me emocioné demasiado, al terminar la canción me pare y entre aplausos corrí hacia los brazos de mi padre.

- Papá viniste, no puedo creerlo- Dije mientras lo abrazaba.
- No iba a perderme este glorioso momento, mi niña hermosa.
- Te amo tanto papá, nunca te alejes.
- Tengo que irme pero te prometo que regresaré- Me dio un beso en la frente y se retiró.
- Hija, estoy orgullosa de ti, perdóname por todo lo que te he hecho- Dijo mi madre.
- Elisa- Me llamo la sirvienta- Elisa es hora de ir a la escuela, despierta.

Abrí los ojos.

- Elisa ya es muy tarde, bañate rápido y ponte el uniforme.

Encendí mi estéreo y mientras realizaba mis actividades sonaba AC/DC.

Mi padre amaba tanto esa banda, pero mi madre no lo dejaba escuchar esa música.

Crecí escuchando música clásica y rock ¿Polos opuestos? Quizás, pero últimamente amo sentir la batería al ritmo de mi corazón y la guitarra al ritmo de mis manos.

Al sacar mi uniforme del armario me di cuenta de que había una caja que yo no había puesto ahí así que la puse sobre mi cama y la abrí.

Para Elisa.

En esta caja se encuentran las escrituras de nuestra antigua y pequeña casa, en cuanto cumplas la mayoría de edad está pasara a ser tuya. Todo está tal y como estaba el día que nos fuimos de ahí, tú podrás modificarla a tu gusto, yo no pienso volver nunca jamás.
                  Con cariño, tu madre.

En la caja había varios papeles que indicaban que esa casa era mi propiedad, también estaban las llaves de mi madre y una antigua cartera de ella la cual abrí y mire que había mucho dinero en ella. Volví a meter todo en la caja y la escondí.

- Elisa, no llegarás a la escuela sino te vas ahora mismo.

Me puse el uniforme y me fui.

En el colegio todos me trataban mal excepto Abril.

- ¿Por qué no te portas igual que los demás conmigo?- Le pregunté.
- Porque mi origen es igual que el tuyo, mis padres eran muy pobres. Mi madre trabajaba muy duro para sacarme adelante ya que mi padre se embriagaba casi todos los días y no trabajaba, era horrible vivir así- Soltó algunas lágrimas- Sin embargo mi madre encontró a un buen hombre y se casó con él.
- Entonces tu padrastro es rico- Dije.
- Ahora sí, pero al principio no, todo fue gracias al esfuerzo de ambos.

Platicar con Abril me hacía sentir mejor, al menos una persona en todo el colegio me comprendía.

Al salir del colegio vi a Ryan quién estaba junto a un coche.

- Hola Elisa, mira lo que me regaló mi mamá para disculparse conmigo- Dijo Ryan.
- Está increíble- Mire el auto.
- Sí, pero la condición fue que siempre viniera a traer a mi hermana- Se quejó.
- Todo tiene un precio.
- Tienes razón.
- Bueno ahora debo irme, si tu hermana me ve platicando contigo no sé que me hará- Bromee.
- Está bien, pero nos vemos en la tarde en el parque ¿Sí?
- Claro ahí estaré.

La que sueña con BeethovenUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum