Capítulo 58

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Día de la boda

Todo estaba listo y no había marcha atrás.
Me desperté temprano para darme una ducha, estaba nerviosa y triste, pero en mi rostro trataba de reflejar felicidad, esa que había perdido para siempre.

Cuando llegó la maquillista y quién me haría mi peinado me centre en pensar en que algún día todo cambiaría, es decir, quizás al estar viviendo con él me enamoraría y comenzaría a ser feliz. Él siempre había sido lindo conmigo desde pequeña así que ¿Por qué no?

Mi destino estaba sellado, sería la esposa de quién alguna vez fue mi profesor de música.

Mi maquillaje era cargado y el peinado muy espectacular. Mi madre me ayudó a ponerme el vestido, me veía hermosa en ese corte sirena entallado que hacía ver mi cuerpo muy bonito.

- ¡Que hermosa te ves!- Me halago mi abuela.
- Sí abuela, eso creo...
- Hoy es tu día- Agarro mis manos- Hoy serás la mujer más feliz de todo el mundo.
- Felicidades hija- Dijo mi madre y se retiró de la habitación.
- Ella ha estado muy cortante y distanciada estos días- Confesé.
- Perdonala, es algo nuevo para ella, su chiquita se va a casar- Respondió mi abuela- El chófer nos está esperando así que vamos.

Caminé lentamente tras mi abuela mirando detenidamente por última vez su casa. Recordaba la vez que había venido con mis padres a aquella comida familiar y cuando mi abuela me comenzó a enseñar a tocar el piano, todos mis sueños se cumplieron aquí.

Al subir a la limosina sentí tantas ganas de salir corriendo, pero ya no había otra oportunidad para mi.

- Hemos llegado, mi niña- Aviso mi abuela- Tu tío será quién te lleve del brazo- Me aviso.
- ¿Por qué lo haría?- Pregunté molesta.
- Por qué sí, Elisa.
- Pero él siempre se la ha pasado despreciandome- Reclamé.
- No hay otro varón que te lleve, así que será él.

Se abrió la puerta de la limosina, tome mi ramo y me preparé para caminar y  arruinar mi vida...
Era bastante incómodo ir del brazo de mi tío ya que nunca habíamos tenido una relación ¿Qué podía ser peor?

Al entrar mire que toda mi familia estaba allí con los cuales no me llevaba nada bien, al igual que la familia de Erick los cuales no me querían ya que yo era más chica que él.

Algo que Erick y yo teníamos en común es que no teníamos padres, pero al menos nuestras madres estaban ahí en ese día tan importante.

Mire a mi amiga Abril y a su lado... Aquellos ojos azules.

- Ryan- Susurré y lo miré fijamente.

¿Qué estoy haciendo? Debería estar caminando apunto de casarme con él, no con mi profesor de música.

Ryan me miraba con tristeza al igual que yo a él.

Al estar frente a Erick supe que no había marcha atrás, no había una segunda oportunidad para mi, todo estaba listo para compartir nuestras vidas.

- Comencemos con la ceremonia.

Sí, apartir de hoy dejaría de ser Elisa Montiel Cicolinni para ser Elisa de Guevara. Propiedad de alguien a que no amaba. Al anochecer estaría compartiendo la cama junto a él, la mesa e incluso el baño ¿Qué podría haber de romantico en algo así?
Me imaginaba cómo sería un día normal junto a él. Levantandome temprano con mi cabello desordenado y mi cara hecha un desastre, él aún dormido hasta que yo le despertara con un beso. ¿Quién haría el desayuno? Claro, yo al igual que todas las comidas. Entonces él desayunaría conmigo para después irnos a trabajar, sí el resto de mi vida enseñaría música a niños que no apreciaban la oportunidad que tenían, desesperandome y probablemente volviéndome loca. Al atardecer regresaríamos a casa para comer, todos los días tendría que quebrarme la cabeza para pensar que le haría de comer mientras el disfrutaría de ver la televisión o de leer un buen libro, cosa de la cual no gozaría yo. ¿Y cuando tengamos un hijo? Quizás me daría un tiro antes.

¿Esta es la vida que quieres Elisa?

- ¡No puedo permitir que esta pareja se case!

Volteé a mirar quien había dicho esa frase salvadora.

La que sueña con BeethovenWhere stories live. Discover now