Capítulo 18

8.2K 1.5K 422
                                    

—Tranquilo, confía en mí —dijo Eros

К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.

—Tranquilo, confía en mí —dijo Eros.

—No confío ni un poco.

Eros hizo caso omiso a mi comentario.

No está demás decir que, por más dios del amor que fuera, no me fiaba de ninguno de sus consejos amorosos.

—Si quieres conquistar a tu chica, debes estar ahí para ella siempre que lo necesite.

—¿Eso incluye espiarla detrás de un camión de cerveza? —inquirí.

Sí, estábamos escondidos como un par de ratas, detrás de un camión que se entraba entregando su mercancía.

—¿Quién dijo que ibas a espiarla? —preguntó, Eros—. Tú vas a hablarle.

Entonces usó su magia para trasladarme desde nuestro escondite hasta apenas unos pasos de distancia. Por supuesto, el idiota no tuvo nada de cuidado y caí de cara contra el suelo.

Ni siquiera intenté moverme. Esto era, por lejos, lo más vergonzoso que me había pasado.

Sin embargo una maldita perra comenzó a ladrar y corrió a lamerme la cara, eliminando toda posibilidad de pasar desapercibido.

Tampoco es que me estuviera confundiendo mucho con el pasto.

—Barbosa, te odio —gruñí.

—¡Santo cielo! ¿Estás bien? —Sybilla se acercó y al reconocerme, se preocupó aún mas—. ¡Adrian!

Rechacé su ayuda para levantarme y sacudí la tierra y el pasto de mi ropa, con la mayor dignidad.

--Todo está bien --aseguré.

Sybilla no parecía muy convencida, aunque tenía razones de sobra para dudar de alguien que aparece de la nada, acostado en el suelo.

Por lo menos, la preocupación en su mirada era auténtica, lo que me dio certeza de que era ella realmente y no una impostora.

--No castigaré a Wesen por botarte -avisó.

Miré a la babosa.

-No importa, es un animal, no va a entender -bufé.

Y si ella quería creer que fue su mascota la que me empujó, no iba a sacarla de su error.

—¿Dónde ibas? —preguntó.

—A ningún lado —contesté a secas.

—¿En serio?

Yo, siempre tan honesto y tan directo, así era imposible no levantar sospechas.

—No, solo caminaba —expliqué.

Sybilla asintió.

—Los paseos son buenos, despejan la mente —dijo—. Sacar a Wesen siempre es una buena excusa para salir de casa.

El deseo de AfroditaМесто, где живут истории. Откройте их для себя