Capítulo 61

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—Quiero ayudarte a hacer los ojos de Medusa —le propuse a Adrián

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—Quiero ayudarte a hacer los ojos de Medusa —le propuse a Adrián.

Estábamos en la playa, mirando el atardecer mientras Wessen atravesaba las olas, dando alegres saltos, frente a nosotros.

Era una agradable jornada de domingo, habíamos salido a recobrar energías, compramos un par de café, caminamos bajo los rayos de sol, Adrián se defendió de los ataques de mi mascota y yo me reí de ambos.  Aunque más de él.

Los dos bípedos del grupo estábamos cansados, todavía no nos recuperábamos de la maravillosa noche del viernes. Tantas emociones, tensión y alegría en tan corto tiempo.

Pero, después de todo, el final había sido maravilloso. Y aunque esperaba un final fatal, ni en el mejor de mis escenarios, me había planteado una culminación tan fantástica.

Por supuesto que Adrián compartía mi opinión, hasta ese momento, en que le propuse la idea más estúpida del mundo, tal parecía.

—¿Para qué? —preguntó.

—Me gustaría aprender cómo trabajas —expliqué.

—Y, ¿para qué? —repitió.

Esa era la actitud que usaba para espantar al resto de su lado, pero luego de un tiempo, te vuelves inmune.

—Quiero ayudarte —expliqué.

Su respuesta tardó un poco más esta vez, en el fondo ambos sabíamos que iba a sacarse un comentario, de esos que repelen, pero que no sería efectivo. 

—Lo hago bien sin ayuda —contestó, para zanjar el tema.

—Te estás poniendo en riesgo, sabes la consecuencia que tiene para los hombres mirar a los ojos de Medusa.

—En realidad pensaba llevarla un parque y de paso, si el invento no funciona, quedarían una lindas estatuas nuevas para la ciudad —explicó.

—¡Hablo en serio! —exclamé.

—¿Y por qué crees que yo no? —cuestionó—. Si tú la miraras a los ojos sería lo mismo.

—Tenemos que buscar una alternativa —propuse.

Adrian elevó su vista en dirección al mar.

—La babosa es hembra, ¿cierto?

—No usaremos animales para tus experimentos —reclamé.

No hubo una gota de culpabilidad en su expresión.

—Había que intentarlo.

Puse una mueca de desaprobación.

—Buscaremos un método alternativo y me dejarás ayudarte

—Habrá que ver —suspiró.

Era lo más cercano a un «sí» que iba a obtener, así que lo dejé ser.

El deseo de AfroditaWhere stories live. Discover now