Capítulo 45

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Los ojos de Betzy brillaban a medida que le contaba todo lo que había sucedido aquella mañana

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Los ojos de Betzy brillaban a medida que le contaba todo lo que había sucedido aquella mañana.

Lástima que mi encantador relato se veía interrumpido constantemente por los clientes que llegaban al café.

—Una lástima que su primer beso fuera en un asilo —comentó.

—¿Qué asilo? Fue en una fiesta de salsa —dije.

Nos callamos de golpe cuando el rey de Roma entró en la tienda.  Ya era costumbre que todos los sábados se apareciera con una camiseta de Celia puesta, por más incómodo que fuera tener que llamarlo por mi segundo nombre.

—Eros se ha llevado mi moto —dijo—.  ¿Podrías llevarme?

—¿Has venido en bus? —Me reí.

—Pues claro, el desgraciado ni siquiera se molestó en traerme.

—El combustible está caro. —Me burlé.

Adrian se inclinó sobre la barra y me dio un fugaz beso, antes de recoger su café.

Decidí que iba a aceptar su pago.

Adrian esperó hasta que el café cerrara.  De hecho, no se paró de su mesa mientras Betzy hacía la contabilidad y yo terminaba la limpieza.

—¿No nos vas a ayudar? —pregunté.

—Yo soy el cliente aquí —reclamó, terminando su café.

Levanté las sillas de su mesa, salvo en la que se encontraba sentado.

—Si sigues así te irás caminando a casa —amenacé.

Así fue como Adrian terminó sacando la basura del café.

Nos subimos a mi auto los tres y me pregunté si esto se estaba convirtiendo en una mala costumbre.  Por eso, nunca antes lo traía.

—Bien, tengo que llenar el tanque, así que hoy les toca pagar sus pasajes —avisé—. Cualquier aporte será valorado.

Luego de la parada en la estación, dejé a Betzy en casa y partí al siguiente destino: el domicilio de Adrián.

—¿Tienes tiempo?

—Sí, claro, el suficiente para llegar a casa antes que mi hermano comience a acosarme —dije.

—¿Te gustaría pasar? —preguntó, ignorando completamente al demonio que me esperaba en casa.

—¿No crees que eso sería ir demasiado rápido? —inquirí.

—Tengo una sorpresa en el jardín de atrás.

Al parecer solo iba a conformarse con un «no» o un «sí».

—Vale, vamos a verla —dije.

Metimos mi auto dentro de la casa y lo acompañé al jardín trasero.

El deseo de AfroditaWhere stories live. Discover now