Capítulo 27

7.1K 1.2K 91
                                    

—¿Qué está haciendo él ahí? —preguntó Eros

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


—¿Qué está haciendo él ahí? —preguntó Eros.

—¿Quién? —inquirió Betzy, quien estaba suficientemente cerca para escuchar su indiscreción.

—Le gustan los oficios de mala fama —masculló Fran—.  No me extrañaría ver su foto rondando en Internet un día de estos.

En realidad, si pasaba lista a los trabajos de Apolo, como profesor, doctor y ahora, músico, podía darle algo de razón a su hija.

–¿De quién hablan? —insistió Betzy.

—Ese de ahí, el de la guitarra —contestó Liz, ofuscada.

—Es muy guapo —suspiró Betzy—.  Quiero conocerlo.

—Tú no sabes lo que quieres —acusé.

—OH, no te estoy pidiendo ayuda a ti —bufó, antes de mirar a Eros con ojos de súplica.

—Realmente no sabes lo que quieres —repuse.  Ya no era mi problema.

Por supuesto que Eros era el único ser que no sentía remordimientos de presentarle a una humana a un dios libidoso.

Cuando el espectáculo terminó, Betzy y el dios de los pañales se adelantaron, en un pricipitado intento por ver a la banda.  Por supuesto que no fueron los únicos que tuvieron ese arrebato, de hecho fue un patrón común de quienes se encontraban en la primera fila.

Instintivamente miré a Lizzie, esperando que se convirtiera en la voz de la razón.  Ella ni se movió,  sus labios se volvieron en una apretada línea, su expresión firme y seria, mientras observaba a la dupla alejarse.

Preferí callar.

—Hay tensión en el aire —se mofó Fran.

—Ya vámonos —urgió Henry—. Que ellos nos alcancen.

Entendíamos sus motivos, así que cumplimos su petición.

—¿En serio conocen al guitarrista? —preguntó Syb.  Obviamente dirigiéndose a mí.

—De conocerlo, sí, pero nuestra relación no es de lo más amistosa —contesté.

Miró sobre su hombro, buscando a su amiga y al estúpido dios que la había empujado a la desgracia.

—Déjalos, estará bien con Eros —dije, para tranquilizarla, aunque todos sabemos que no hay que juntar a ambos dioses es como mezclar agua con aceite.

—¿Vamos a comer? —sugirió Henry—.  Muero de hambre.

—Podemos ir por una pizza —propuso Agus.

—Oh, ya cambien el menú de una vez —alegó.

Se inició una corta discusión sobre las cosas que quería y no quería comer el chef Henry Banzo.  A decir verdad, podía entender que un chef se agotara de ciertos alimentos, sobre todo por el olor y la sobre exposición.  Como herrero, fabricaba espadas, y sabía usarlas, pero no andaba por la vida haciendo performance con armas. 

Pero pensándolo bien, ese era un mal ejemplo.

Estaba sacando la cuenta de si habían más mortales o inmortales que deseaba apuñalar, cuando mi teléfono vibró en mi bolsillo.

«Necesito hablar contigo, en privado».

Era Liz.

«Estamos rodeados de gente».  Remarqué lo obvio.

«Pues ayúdame a solucionarlo».

—Liz, acompáñame a... —comencé, pero titubeé al darme cuenta de que la multitud me miraba con curiosidad—. Donde sea.

Y así, damas y caballeros, es como no se sale de un apuro sin llamar la atención.

—Eh... Bueno. —Era lógico que aceptara, pero debía estar tan confundida como yo y el resto, por mi propuesta improvisada.

Nos alejamos del resto y caminamos en dirección al escenario nuevamente, con algo de suerte, pensarían que íbamos a comprobar que Betzy seguía viva.

Me contuve de mirar sobre mi hombro los primeros pasos, hasta que me fue imposible, por la incontenible tensión que presentía a mis espaldas.  Cuando me giré, descubrí que seguíamos siendo el centro de atención, pero no me detuve en nadie en particular, salvo la mirada ansiosa de Sybilla.

Me di la vuelta nuevamente, y esta vez, a la distancia, reconocí los ojos de Eros, clavados sobre nosotros.

—Si tú y Eros quieren seguir la táctica de causarse celos, por favor, déjenme fuera —pedí.

La conmoción cubrió el rostro de Liz.

—No estoy pensando en eso... O sea, el tema de Eros aún es complicado —dijo, ansiosa—.  Yo... necesito decirte algo más, sobre la amiga de Sybilla.

Liz se estaba pensando cada palabra y eso no era normal en ella.

—Solo suéltalo —exigí.

—Es que... En realidad no sé cómo decirlo, pues tampoco es muy claro para mí, pero, la he visto en el grupo de apoyo. —Hizo alusión a su terapia contra el alcoholismo—.  Es decir, afuera, nunca adentro... Siempre creí que esperaba a alguien, pero, siempre la he visto sola... No quiero sonar paranoica, pero... ¿Y si me estaba espiando?

—¿Espiando? ¿Pará qué? —inquirí, aunque en el fondo podía intuirlo.

—Me preocupa, ¿sabes? Afrodita nos acecha y que esté ahí, en el lugar donde soy más vulnerable, siempre, me hace sentir un poco expuesta.  Además, trabaja junto a Syb, por lo tanto, también es cercana a ella, y puede vigilar la única interacción que ambos tenían hasta hace poco.

Era una teoría algo loca, pero posible.  

Todo era posible tratándose de Afrodita.

Aún así, levanté la vista y la examiné, mientras interactuaba con Apolo y Eros.  Realmente, parecía una niña de quince años conociendo a su artista favorito.

—Generalmente soy capaz de percibir cuando un dios está cerca —dije, sin saber si eso la iba a tranquilizar, pero al menos, no iba a preocuparla más.

En realidad, por más que Hefesto me concediera parte de sus talentos, seguía siendo un mortal, y los dioses podían burlarme.

.
.

¡Feliz San Valentín a todxs!

¿Con quien van a celebrar el día de hoy?

En mi caso, yo acabo de llegar a Santiago y mi novio llegó a Puerto Montt, así que ya ven que estaremos bastante lejos 💔

Intenté escribir lo más que pude el día de hoy pero igual quedo algo corto.  Como saben, usualmente escribo del móvil y hace unos días me lo robaron y no pude avanzar :(

Bueno, ya tengo móvil nuevo!

¿Qué creen que esconde Betzy?

No se vayan sin votar y comentar ❤️

No se vayan sin votar y comentar ❤️

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El deseo de AfroditaWhere stories live. Discover now