Capítulo 57

6.8K 1.2K 300
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


El lugar donde iba a llevarse a cabo la fiesta quedaba bastante alejado. Eros se acercó a la garita del guardia y enseñó su invitación para entrar. El lugar estaba lleno de arenas verdes, espacios deportivos y unos cuantos estacionamientos. No esperaba algo tan exclusivo. El salón que se había arrendado quedaba casi al final, por lo que disfrutamos de un recorrido completo antes de llegar. Había que dar una vuelta para poder dejar a los invitados en la entrada, igual que en una gala de películas.

Yo estaba impresionada, Adrian siempre había sido bueno ocultando sus emociones, y Eros solo quería alardear frente al resto de los mortales, en un sentido muy literal. Se detuvo en la entrada del salón de eventos, se bajó del coche con galantería y nos abrió la puerta. Sentí cientos de miradas posarse en nosotros al instante.

—¿Tú querías llamar tanto la atención? —pregunté.

Adrian tomó mi mano con firmeza.

—La primera regla para relacionarse con estos sujetos. —Apuntó a Eros—. Es que nunca puedes esperar pasar desapercibido. La segunda, es que tampoco te darán paz. Y la tercera, es que ni siquiera tendrás vida privada.

—Lo haces sonar como si fuera un pésimo amigo —reclamó Eros—, pero acepto el cumplido.

Se volvió a meter dentro de la limusina y desapareció.

Caminamos a la entrada y un fotografo se nos acercó para capturar el momento de rigor. Yo intenté abrazar a Adrian, pero él se enderezó tanto que parecía que estaba rodeando un tronco.

Le eché un rápido vistazo para comprobar que su rostro estaba más serio que nunca.

—¿Estás incómodo? —pregunté.

—Estoy nervioso.

Siempre tan sincero.

Le pedí al fotografo que repitiera la foto.

Él era más alto que yo, pero gracias a los super tacones del plan de Fran, podía alcanzar su mejilla y depositar un beso en ella con mayor facilidad.

Entonces, el fotografo volvió a capturar nuestra llegada, y este segundo intento estuvo mejor.

Me guió hasta el panel donde se encontraban los nombres que iban a ocupar cada eso.

Mientras él buscaba, yo pude escuchar los cuchilleos de quienes nos rodeaban.

—¿Quién es él?

—Lo he visto en clases, es ese chico guapo que se sienta siempre atrás.

—Nunca habla con nadie. No sabía que tenía novia.

—Que envidia.

Yo sabía que de Adrian era difícil ponerme celosa, porque él siempre evitaba relacionarse con los demás, y eso es un analgésico para la celopatía, pero esta vez me apegué más a él.

El deseo de AfroditaWhere stories live. Discover now