018- El mundo es un lugar pequeño

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Olivia

-¿Se puede saber a que se debe tu expresión?- preguntó el chico junto a Olivia mostrando su amplia sonrisa como normalmente lo hacía. Olivia le sonrió ampliamente de vuelta.

-¿Qué expresión?- Olivia se concentraba en limpiar la barra con fuerza, quería sacar una pequeña macha de café, pero esta parecía querer quedarse a vivir en la mesa por siempre.

-La que tienes en el rostro- el chico señaló su rostro- Tienes la expresión de un infante que no recibió regalos la mañana de navidad- le dijo.

-¿Tengo expresión de desolación y tristeza total?- le preguntó Olivia.

-Básicamente- el chico seguía concentrado en preparar un perfecto cappuccino mientras charlaba con Olivia- Sabes que puedes decírmelo, para eso están los amigos.

-¿Ya somos amigos?- la chica lo miró a los ojos y sonrió- Nos conocemos desde hace muy poco.

Olivia pensaba en las dos semanas que lleva en la ciudad de sus sueños, sabia todo lo que había crecido y aprendido desde que llegó a pesar de ser muy poco tiempo.

-¿Y eso que?- inquirió el chico- Cuando lo sabes, lo sabes- le dedicó una amplia sonrisa- Además, soy el mejor amigo que alguien podría tener- Olivia niegó con la cabeza sin dejar de sonreír y volvió a concentrarse en la bendita mancha que no se dignaba a desaparecer- Si quieres hablarlo, aquí estoy.

Olivia dudó. Nunca había tenido amigos hombres, prácticamente huía de ellos, y su sola presencia hacía que se sintiera incomoda y ansiosa. No podía considerar a un hombre por fuera del campo romántico, pero con Tom era diferente. Se sentía cómoda y confiada.

-Lo sé- le dijo Olivia sin mirarlo- Esta asquerosa mancha no se digna a salir- talló mas fuerte sobre la asquerosa.

-Esa es peggy- llegó justo detrás de ella y señaló la mancha- Lleva más tiempo aquí que yo. No pierdas el tiempo, nunca se va a ir.

-¿Cuánto tiempo llevas trabajando aquí?- le preguntó Olivia a Tom. Dejó tranquila a "peggy" y volteó a ver a Thomas.

-Casi un año- le respondió el muchacho antes de irse con el cappuccino entre manos.

Oliva sacó su teléfono y se miró en el reflejo. Se preguntaba que expresión habría estado haciendo para que Tom lo notara, seguro era una muy fea. Y la verdad es que si, algo la estaba afectando, y ese algo tenía nombre. Estaba confundida, estresada y temerosa de lo que le pudiera pasar al día siguiente. Noah no había aparecido en toda la semana y no tenía ni compañero ni nada que presentar al día siguiente. Su beca en Juilliard corría peligro y eso la tenía exhausta mentalmente.

-Habla ya- dice Tom al llegar junto a ella.

-Es...- Olivia organizó sus ideas en la mente- Es mi estúpido compañero de baile, no tenemos nada preparado para la muestra de mañana y ni siquiera sé si se digne a aparecer. Si ese tonto mujeriego no llega a la clase, todo mi futuro y mi existencia se verán afectados gravemente- Olivia exhaló luego de vomitar toda la información que tenía atrapada en la cabeza.

-Así que tu futuro como bailarina se ve afectado por tu estúpido, tonto y mujeriego compañero de baile- recapituló Tom- Wow Liv, más vale que ese idiota, tonto y mujeriego aparezca para la muestra. De lo contrario tendrás que brillar tu sola en el escenario y dejar a todos con la boca abierta- Tom le guiñó un ojo y siguió en lo suyo.

-Muy gracioso- soltó una sonrisa de lo más falsa- Es enserio Tom, es un ejercicio en pareja. Además nunca me has visto bailar- le recordó la chica.

-Pues pareces muy buena bailarina, siento la pasión con la que hablas del baile- le respondió el chico y las mejillas de Olivia se tiñeron de un leve color carmesí- Y tienes razón, pero si no puedes hacer nada más aparte de presentarte en pareja con ese estúpido tonto y mujeriego, será mejor que tengas un plan de reserva. Lo peor que puede hacer es tener las manos vacías- el chico se encogió de hombros.

Té para tres (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora