016- El malvado roedor

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Lauren

-Te amo- dijo la voz en su oído.

-Te amo- respondió ella con una sonrisa en el rostro.

-Yo te amo más- le respondió el chico a través del teléfono.

Antes de que Tim se pusiera romántico y cursi Lauren prefirió dejar hasta ahí la conversación, pues Lauren era muchas cosas menos cursi.

Ella prefería ser honesta y directa, no le gustaba las palabras vacías y los gestos exagerados. Le gustaban los detalles sinceros no las excentricidades. Le gustaba la simpleza del amor. Prefería la cercanía de su ser amado a cualquier promesa inalcanzable. Por eso le era tan difícil corresponder cada una de las palabras y promesas que su novio a larga distancia le decía diariamente.

Lauren tampoco era mentirosa, por esto cada vez que su novio le decía aquellas palabras ella prefería quedarse callada, pues aunque el chico no lo supiera en ese momento él tenía razón, él la amaba más y ella no podía decirle lo contrario, no podía mentirle, así que prefería omitir ese tema.

Ella si lo amaba, por supuesto que si, era Tim, su novio de toda la vida. Sin embargo era consiente que no lo amaba con todo su ser, ella creía que el amor tenía que ser mucho mas que aquello, aunque no lo admitiera no quería averiguar que era verdaderamente el amor, aún no.

-Tengo que colgar- dijo ella con los parpados pesados, estaba apunto de caer muerta del sueño- Hablaremos mañana- aseguró ella sabiendo que así sería.

-Te llamaré apenas despierte- le prometió el chico.

Lauren no quería que la llamara apenas se despertara, él se levantaba a las 7 a.m. y él sabía que ella odiaba madrugar, sin embargo la despertaba con tal de escuchar su voz. Algo egoísta, por cierto.

-Adiós- se despidió Lauren y colgó sin dejar que el chico respondiera.

Lauren extrañaba a Tim, lo extrañaba más que a nada en el mundo. Extrañaba su tacto, su voz en las mañanas, sus caricias, su cercanía. No era solo eso, también extrañaba sus tardes de películas, que Tim le hiciera el desayuno, dibujarlo durante horas o las muestras de amor infinitas que se daban en la cama entre sudor y caricias.

Lo extrañaba a él. Demasiado para poder manejarlo. Le dolía.

Las relaciones a larga distancias son un asco, Lauren podía corroborarlo.

Lauren por fin cayó rendida en su cama, no le tomó ni dos minutos quedarse profundamente dormida.

Horas más tarde, el molesto ruido de su teléfono la despertó abruptamente. Mataría a Tim por despertarla tan temprano, nadie mejor que él sabía que odiaba madrugar.

-Mi amor, juro que te mataré- dijo Lauren apenas contesto el teléfono sin siquiera abrir los ojos.

-¿De que rayos estas hablando?- le dijo la voz al otro lado del teléfono.

Lauren abrió los ojos y se sentó rápidamente. Esa no era la voz de su novio. Esa era la voz de Michael.

-Disculpa- dijo Lauren rápidamente- me confundí de persona- admitió Lauren con una pisca de vergüenza, no mucha, pues era Lauren y a ella nada le avergonzaba.

-Si, me he dado cuenta- dijo Michael al otro lado del teléfono. Ambos se quedaron callados y un incómodo silencio si instaló a través del teléfono.

-¿Qué quieres?- Lauren se arrepintió justo después de que las palabras dejaran su boca, ella no solía ser grosera, pero las mañanas sacaban lo peor de ella.

-No importa- dijo Michael rápidamente- yo...

-No, no. Cuéntamelo- Lauren sacudió la cabeza con fuerza para alejar el sueño y la pereza- ¿Qué ocurre?- dijo Lauren lo mas amablemente posible.

Té para tres (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora