015- Besos con sabor a duda

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Colette

El viernes pasado casi se salvó de la temible cena del año, sin embargo el viernes siguiente no tiene tanta suerte. Por eso se encontraba parada frente a uno de los restaurantes más costosos de todo Nueva York.

Colette se miró una vez más en el espejito que sostenía en su mano, rectificó que su cabello estuviera perfectamente peinado y su labial perfectamente puesto. Respiró hondo antes de entrar al restaurante.

Apenas sus ojos se posaron en el rostro de aquella mujer, sus palmas comenzaron a sudar y sus piernas a temblar. Colette se repetía una y otra vez que todo estaba bien.

"Respira hondo, Colette. No hay nada que ella pueda hacerte" se repetía la asustada Colette a si misma.

Apenas los ojos de la mujer se posaron en ella, una mueca parecida a una sonrisa se apareció en el rostro de la mujer. Colette esbozo su mejor sonrisa, aquella que había practicado ante el espejo meses antes. Llegó a la mesa en sus mejores galas, con un lindo vestido vino tinto y unos tacones negros de aguja, además de un pulcro y simple maquillaje.

Los pasos de Colette eran seguros y fuertes, aunque por dentro estuvieran llenos de dudas y temor.

-Colette- la saludó la mujer con su potente labial rojo.

-Madre- la saludó Colette sentándose frente a ella.

Esa mujer era María. María era actriz, una muy famosa. María era una mujer exitosa, rica y joven. María era latina, exactamente Colombiana. María era bajita, con el cabello y los ojos tan oscuros como el carbón, con una perfecta piel tostada. María era lesbiana, aunque aun no lo admitiera. María era la madre de Colette.

Y así comenzó la noche más temida para Colette.

-Te presento a Rob- dijo María señalando al hombre que se encontraba a su lado.

-Un gusto, Rob- Colette saca a relucir sus buenos modales.

-El gusto es mío Colette- le dijo el hombre con una sonrisa. Colette casi sintió lastima por el hombre.

-Nos casaremos en primavera- María le mostró su gigantesco anillo de diamantes.

A Colette no le sorprendía para nada conocer al nuevo novio de su madre, pues traía uno nuevo cada año. A pesar de que Colette sabía que su madre era lesbiana, María se empeñaba en hacerle creer al mundo lo contrario. Por eso se había casado tantas veces, usaba a los hombres para su beneficio, luego los desechaba y se conseguía uno nuevo, así seguía el ciclo interminable. María y Colette solo se veían tres veces al año, en el cumpleaños de Colette, en su cena anual y en la boda de su madre, con diferentes hombre claro está. María en sus 39 años de vida se había casado 8 veces, una de ellas claramente con el padre de Colette.

-Felicidades- dijo Colette con falso entusiasmo. Ya estaba pensando en el vestido que usaría para la boda. ¿Dónde sería esta vez? ¿Praga, Grecia, Colombia? Posiblemente en alguna isla griega, su madre no se había casado en Grecia antes.

-Gracias- respondió María con el mismo entusiasmo que su hija- Podrías llevar a ese novio tuyo a la boda, no me molestaría. ¿Cómo es que se llamaba?- le preguntó María sin siquiera levantar la mirada de la carta.

En este punto creo que ya está clara la poca participación que tuvo María en la vida de Colette, era casi inexistente, aparte de tarjetas de cumpleaños y costosos regalos para sus cumpleaños y navidad, María nunca fue una parte fundamental en la vida de Colette.

Por eso María no sabía lo que Dean le hizo a Colette, no sabía que ya no estaban juntos, ni porque Colette lloraba todas las noches. María no sabía nada sobre Colette. Y Colette tampoco quería que lo supiera.

Té para tres (TERMINADA)Where stories live. Discover now