Té para tres (TERMINADA)

033- Banda de Rock

Olivia

Olivia estaba nerviosa, muy nerviosa. No veía a Thomas desde hacía una semana. No había podido hablar con él desde la fiesta de Lou, el lunes después de la fiesta había planeado hacerlo, sin embargo, resulta que Tom había pedido un remplazo en la cafetería mientras él estaba fuera haciendo quien sabe que, que por cierto, Olivia se moría por saber todo acerca de su viaje, lo averiguaría más tarde. Ahora el chico estaba frente a ella con una gran sonrisa en el rostro.

Olivia estaba nerviosa y sabía exactamente la razón. Lo había besado. Y no había sido un beso normal, había sido EL BESO de la vida de Olivia. Y parecía que a él le había gustado, o al menos eso creía Olivia.

Thomas se acercó a ella con su enorme sonrisa en el rostro. Olivia le sonreía de vuelta.

-Hola, Liv- le dijo Thomas dándole un corto abrazo. A pesar de sus nervios que hacían dolerle el estomago, la presencia de Thomas hacía que su dolor y preocupación desaparecieran, se sentía en paz a su lado.

-Hola, Tom- dijo Olivia. Por alguna razón el calor subía por sus mejillas a pesar de ya estar tranquila.

-¿Cómo te va?- le dijo pasándole el delantal de Olivia- ¿Hice falta mientras no estaba?- Tom sonreía tan tranquilo como siempre y a Olivia se le derretía un poco el corazón- Dime que nadie me robó a Gloria mientras no estaba.

-Sigo siendo tuya, cariño- dijo Gloria que llegó a su lado y le pellizcó la mejilla con suavidad, como solía hacer. Thomas abrió los brazos y la señora los aceptó con gusto- Te extrañamos, muchacho- le dijo Gloria dándole palmaditas en la espalda.

-¿Tú y quien más?- le dijo Thomas apartándose un poco de Gloria para verla a la cara.

-Estoy segura de que esa muchachita te extrañó también- dijo señalando a Olivia. Las mejilla de Olivia ardían- Además sigue empeñada en sacar a Peggy- señalo la mancha llamda "Peggy" del mostrador- ya le explique que nunca se va a ir, hace parte de este local.

-No hay nada que el agua y jabón no resuelvan- dijo Olivia encogiéndose de hombros. Ese era el lema de su abuela y ella pensaba en predicar su palabra a dónde quiera que fuera.

-Ay niña- le dijo Gloria mientras procedía a pellizcar su mejilla igual que a de Thomas.

Gloria era una agradable señora de unos 75 años (eso era lo que ella decía, aunque todos creyeran que tuviera más), era bajita y regordeta, su cabello canoso apenas le llegaba por debajo de la orejas y sus gruesas gafas negras le enmarcaban el pálido y arrugado rostro. Su ropa usualmente era de color rosa o amarillo, era raro verla en prendas oscuras, y siempre olía a vainilla y miel. Era una viejita adorable.

-Ahora a trabajar, niños- dio dos aplausos y desapareció por la puerta de la pequeña cocina de la cafetería. Todos se pusieron a trabajar de inmediato.

-Así que me extrañaste ¿eh?- le dijo Thomas mientras acomodaba la máquina de café.

El aroma a café empezaba a inundar la estancia y la luz del sol mañanero entraba por los amplios ventanales. Nada mejor que un buen café en la mañana de un domingo.

-No mucho- dijo Olivia en broma. Thomas abrió los ojos desmesuradamente y se llevó una mano al pecho- Digo, eres importante para esta cafetería, si no estuvieras aquí ¿Por quien suspirarían las tres D?

Olivia se había dado cuenta de las miradas que la pobres chicas de 16 años le daban a Thomas cada vez que les llevaba algo a su mesa, estaban enloquecidas con él, al punto de ir casi todos los días a la cafetería. Olivia hasta ya sabía de memoria lo que pedían cada una, Deby, Darcy y Dixie (las tres D, como solían llamarse a si mismas) iban sin falta cada miércoles, jueves y viernes, le hacían mala cara a Olivia cada vez que ella les servía, solo Thomas era digno de llevarles sus malteadas de fresa a la mesa. Una vez una pobre chica se puso tan nerviosa al oír su nombre salir de los labios de Thomas que se atragantó con su malteada y termino sacándola por la nariz. Adivinen a quien le había tocado limpiar mocos y babas de la mesa... así es, Olivia Murphy había pasado una de sus valiosas tardes limpiando los mocos de una chica.