013- Lavanda

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Olivia

-Sube- le ordenó el chico que tenía delante- No te pasará nada, lo prometo.

-Que tu me lo digas no me asegura absolutamente nada- Olivia miraba la imponente motocicleta negra.

El chico ya se había subido y esperaba que ella hiciera lo mismo.

-Olivia por favor, solo es una motocicleta, si te sujetas fuerte nada te pasará- el chico le tendió un casco, su casco.

Olivia se limpió las palmas sudorosas en el pantalón y recibió el casco que el chico le tendía. Pasó saliva y acalló a la voz de su cabeza que le decía que aquello no era nada bueno. Esa voz era la de su abuela, que la acompañaba a todas partes, y nunca se callaba. Ay por Dios, ya estaba rompiendo todas las reglas que su abuela le había impuesto con respecto a los muchachos.

Regla numero dos de Daisy Murphy con respecto a muchachos que podrían romperte el corazón: Nunca subirte a la motocicleta de un chico, podrías morir estúpidamente. Y cuando dice nunca es ¡nunca!.

No es que Noah le fuera a romper el corazón, pues nunca jamás estaría cerca de él. Pero no se podía negar que tenía pinta del tipo rompecorazones. Olivia no quería averiguar si era cierto.

Olivia se acomodó con dificultad en la motocicleta y se pegó al cuerpo del chico, asegurando así no tener una muerte catastrófica en la moto de Noah. Sus manos podían tocar el duro y trabajado abdomen de Noah, así como también podía sentir la espalda fuerte y ancha contra su parte delantera. Se removió incomoda y se alejo un poco del chico, sin dejar de usarlo como soporte claro. Su perfecto cuerpo escultural se contraía cada vez que aumentaba la velocidad. Olivia intentaba pensar en algo diferente, intentaba distraer su mente del perfecto cuerpo de Noah.

No.

No.

¡NO!

Olivia se decía a si misma que no estaba bien pensar en el cuerpo de un chico de esa manera. Olivia no pensaría en Noah más. Necesitaba pensar en algo asqueroso, ya sabía, pensaría en los calzones de su abuela que le tocó lavar durante toda su vida. Puaj, eso si era asqueroso.

-¿Estas disfrutando de la cercanía?- le dijo Noah con una risa ahogada sacándola de su ensoñación.

-¿Qué? ¡No!- Olivia intentó apartar las manos, pero sabía que era mala idea, puesto que pondría su vida en riesgo.

-Es broma- le dijo al mismo tiempo que puso sus manos sobre las de ella y las jaló para que Olivia estuviera más cerca.

Olivia se quedó callada ante la cercanía de sus cuerpos y su cuerpo pegado al de Noah, no se atrevía a decir nada, pero tampoco se atrevió a moverse.

La motocicleta se detuvo frente a un moderno y sofisticado edificio en Manhattan. Ambos bajaron de la motocicleta y Olivia seguía a Noah en silencio. El edificio era precioso, de lo más sofisticado que Olivia hubiera visto en toda su vida.

-¿Vives aquí?- le preguntó Olivia a Noah al entrar al ascensor.

-Algo así- declaró el muchacho mientras oprimía el numero 14- es mi departamento oficial, sin embargo, a veces duermo en el departamento de mi padre, es complicado.

Olivia asintió en silencio, si algo era complicado era mejor no preguntar más.

Las puertas del ascensor se abrieron mostrando una linda y grande sala de estar, suponía que eran de esos ascensores que servían como puerta y te llevaban hasta la sala de estar, así como en la serie de Disney Channel, Jessie. Era lo mas lujoso que hubiera visto nunca.

Té para tres (TERMINADA)Where stories live. Discover now