ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪ

𝙄𝙙𝙞𝙤𝙩

Omnisciente

—Así que... Nate te tenía oculta ¿Eh?— Sebastian pregunto mientras tomaba un sorbo de su copa.

Sofia sonrió incómoda y asintió.

—S-Supongo...— mordió su labio.

Ambos se habían quedado unos minutos conversando, Sofia había olvidado que afuera estaba toda la familia terminando de comer.

—Y ¿Tu eres su primo cierto?— Sofia le sonrió y Sebastian asintió.

—Mi padre es hermano de su padre, así que somos primos-hermanos.—

Sofia asintió, aunque comenzaba a incomodarse ya que se dió cuenta que no tenía ni absoluta idea de el arbol genealógico de su novio, con el quien llevaba tres años.

—¿Sofi? ¿Dónde estás?— una voz sonó detrás de la puerta y está se abrió dejando ver a un Nate confundido.

—Ah, aquí est... ¿Qué haces con el?— miró serio a Sebastián.

Sebastián sólo sonrió arrogante.

—Estaba conversando con el.— Sofia sonrió inocente, sin notar los ánimos que ambos hombres se cargaban.

Se acercó a ella y la tomó por el brazo, jalándola ligeramente.

—No te acerques a ella...— susurró entre dientes aunque ella no pudo entenderlo.

—Solo conversábamos, cálmate.— sonrió de lado.

Nate bufó y sacó a Sofía de allí.

—¿Quién era el, eh?— Sofia preguntó.

Aunque ya sabía la respuesta, le causaba intriga saber el porqué Nate reaccionó así al verla con Sebastián.

—Es un imbécil, solo eso.— dijo entre dientes sin dejar de caminar hacia la mesa.

—Parecía agradable.— la castaña lo miró.

—Créeme, no lo es.— Nate negó molesto, confundiendo más a Sofía.

Es lindo. La ojiazul pensó, Sebastián no le parecía un imbécil a simple vista... O tal vez si lo sea.

...

—Sofi, linda.— Lilian llamó a la castaña.

—¿Si?—

—En esta casa tenemos una... Costumbre, podría decirse asi y es, que la pareja no duerme junta hasta que estén casados ¿te parece bien?—

Sofia elevó las cejas y asintió.

—Mamá...— Nate reprochó.

—No, no. Esta bien, no tengo ningún problema.— Sofia sonrió.

Ellos ya habían estado juntos antes, pero su madre creía firmemente en esa costumbre.

Lilian se alejó, dejándolos solos en la habitación de Sofía.

—Nate... ¿Puedo preguntarte algo?— la ojiazul presionó sus labios en una línea.