ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪ

𝙎𝙚𝙡𝙛𝙞𝙨𝙝

Sofía

—Y... ¿Hace cuánto se conocen?— Anne volvió a preguntar, no se si era yo o ella me miraba bastante. Comenzaba a incomodarme.

—Hace tres años...— Nate contestó mientras me sonreía.

Igualmente sonreí, algo incómoda.

—Que lindo, se ven muy unidos...— asintió lentamente.

Disimuladamente busqué a Sebastián con la mirada, y lo encontré hablando con Josie. Traté de llamar su atención, y ella lo notó, al ver con quien estaba, abrió los ojos y le susurró algo a Sebastián. El inmediatamente se volteó y me miró igualmente sorprendido.

Elevé las cejas, dandole a entender que necesitaba salir de aquí.

—¿Verdad, Sofi?— Nate me miró sonriente.

Oh mierda.

—¿Ah? Perdón, no presté atención.— sonreí apenada.

—Llevamos tres años de noviazgo y ahora eres mi prometida, eso dije.— sonrió.

—Ah, si, si...— asentí.

—Que lindo.— la pelirroja sonrió.

—Nate, ¿me disculpas un momento...?— Josie se acercó a nosotros y tomó m brazo.

—¿Qué planeas, Joseline?— Nate sonrió confundido.

—Cosas de chicas...— le sonrió falsamente, para después darle una mirada extraña a Anne.

Jaló mi brazo con suavidad, alejándome de ellos.

—Mierda, mierda, mierda...— susurró. —Ahora ya conoces a la insufrible.— rodó los ojos.

—¿Ella fue la que le rompió el corazón a Sebastián? No puedo creerlo. A simple vista se ve agradable pero, por lo que me cuentan, no lo es...— la miré de reojo.

—No es que no sea agradable, pero... Hizo sentir muy mal a Sebastián, y... Tu sabes.— asintió. —Ah, ven...— volvió a jalae mi brazo.

Nos acercamos a Sebastián.

—Mierda, Sofi. ¿Qué hace ella aquí?— la miró confundido a lo lejos.

—No lo se, Nate me la presentó como "su amiga"— hice comillas con mis dedos.

—¿No te dijo nada más?— frunció el ceño.

—Nope, solo eso. Aunque, me sentí algo incómoda, ella me miraba mucho.— susurré.

—Trata de no estar cerca de ella, es muy insistente y no se que carajos hace aquí.— susurró frustrado.

—Intentaré hablar con ella ¿Si, muñeca? Te veo alrato.— besó mi mejilla fugazmente y se perdió entre la gente del bar.

—Awww...— escuché detrás de mi y me giré, encontrando a Josie con un puchero en su rostro.

—¿Qué?— fruncí el ceño.

—Son tan adorables.— suspiró.

Sonreí con timidez.

Sebastián

Caminaba por la pequeña multitud de éste maldito bar. Comenzaba a llenarse poco a poco, poniéndome los nervios de punta. Necesitaba saber que mierda hacia aquí y porque. Gracias al cielo, estaba sola así que pude acercarme a ella.