ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪ

𝘿𝙚𝙖𝙡

Sofía

Abrí la puerta de la cocina silenciosamente.

—Hola... Nate dijo que quería verme.— sonreí al ver a Lilian.

—Claro, ven. Pasa.— me devolvió la sonrisa.

Entre completamente y me senté en una de las sillas que había allí.

—¿P-Para que soy buena?— sonreí.

—Tranquila, solo quiero charlar contigo.— rió y me relajé más.

—Bueno.. Mi hijo suele olvidar algunas cosas, y al parecer olvidó contarme sobre ti... Te pido perdón, de parte de el.— suspiró mientras negaba.

—No se preocupe, no es nada.— sonreí.

—No quiero sonar imprudente pero, eres la chica más agradable que Nate ha conocido. Y eso que hablo por el.— asintió sonriente.

No estaba muy acostumbrada a recibir halagos de este tipo y el hecho de que venga de la madre de Nate es... Wow.

—Gracias.— sonreí sincera.

—¿A qué te dedicas?— preguntó mientras recargada sus codos en la mesa.

—Bueno, trabajo de un estudio de pintura y dibujo.—

—¿Osea qué pintas?— elevó las cejas animadamente.

—Si, dibujo y pinto.—

—¡Eso es fantástico! Yo siempre quise estudiar algo como eso, pero supongo que no se me da.— rió.

—¿Sabe? Pienso que todo se puede con intentos y constancia.— asentí confiada. Lilian rió.

—¿Y tu familia?— ladeó la cabeza.

Oh no.

Suspiré nerviosa.

—Bueno... Mis padres murieron cuando empezaba la carrera y... No tengo hermanos.— presione mis labios en una línea, era un hábito que tenía cuando los nervios me carcomian por dentro.

—Oh Sofi, perdóname. Yo... No lo sabía.—  borró su sonrisa y al instante me sentí culpable.

—No, no. Esta bien.— sonreí tratando de arreglar los ánimos. Lilian me miró apenada.

—Bueno...—

La puerta se abrió de repente, dejando ver a... No puede ser ¿Otra vez él?

—Lilian, ¿Sabes donde...? Oh, lo siento.— me miró fijamente.

Nuestras miradas se conectaron por unos segundos pero Lilian llamó su atención.

—¿Qué pasa Sebastián?—

—Ah, si... ¿Sabes dónde esta mi padre?—

—Creo que fue a ver lo del nuevo logo, si quieres puedo llamarle—

—Ah, no no. Esta bien.— sonrió.

Mordí mi labio algo incómoda.

—Si quieres ya puedes irte a dormir, Sofi. No te molesto más.— sonrió.