𝘽𝙧𝙤𝙠𝙚𝙣 𝙝𝙚𝙖𝙧𝙩

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Omniciente


Sebastián dejó su cobardía a un lado y por fin decidió confrontarla. Pero, no como se creía. Quería dejarle en claro que jamás la lastimaría y si eso implicaba dejar que se case con Nate y dejarla tranquila, lo haría.

No quería que ella saliera lastimada por algo que él mismo había comenzado. Maldijo el día donde pensó que besarla fue buena idea, aunque, no se arrepentía de nada...

Entró a la casa y, la pequeña Rosie al escuchar la puerta cerrarse entre los murmullos de los adultos, rápidamente corrió a ver quien era, esperaba a ver a su tío, tampoco lo había visto en dos días.
Al verlo guardando su llaves, rápidamente corrió con una gran sonrisa hacia el, el al escuchar sus pasos, la miró e igualmente sonrió ampliamente.

—Mi amor...— dijo mientras la levantaba en sus brazos. Rosie envolvió su cuello en un gran abrazo.

—¿Y los demás, Rosie?— sonrió.

—En la cocina.— Rosie asintió sonriente.

—Y...¿Sofía?— preguntó con timidez.

—En su habitación, no ha salido de ahí.— asintió.

—Bien...— la colocó en el piso y le indicó que fuera hacia los demás. Con miedo decidió subir las escaleras.

Se acercó a su puerta y suspiró con pesadez. Tenía miedo pero, tenía que hacerlo. Tocó su puerta. En pocos segundos, la puerta se abrió, dejando ver a Sofía que limpiaba una lágrima con el dorso de su mano. La italiana elevó la mirada y se sorprendió al verlo allí. Rápidamente sonrió y se acercó a el para abrazarlo fuertemente.

El sonrió con cansancio e igualmente la abrazó.

—S-Seb, dios... Me tenías preocupada.— susurró mientras se alejaba de el y colocaba su mano en sobre su mejilla. El asi pudo verla mejor. Había estado llorando.

—V-Ven, ven. Pasa...— tomó su brazo y lo adentró a su habitación, para después cerrar la puerta.

—Siéntate.— le sonrió mientras ambos se sentaban en su cama. —No hagas eso por favor, me tenías muy preocupada...— Sofía rió apenada. Repentinamente tomó su mano y la apretó levemente.

—Sofía...— llamó su atención mirándola fijamente. Ella centró sus ojos en el.

—¿Estabas llorando...?— frunció el ceño levemente.

La sonrisa característica de la italiana se borró poco a poco y bajó la mirada con vergüenza.

—No es nada...— trató de afirmar. —Yo... Pensé que había hecho a-algo mal y que tu ya no querías estar conmigo y-y n-no se...— su voz tembló.

Sebastián sintió su pecho arder al escuchar tales confesiones. Todo era su culpa y con más razón tenía que alejarse.

—¿Hice o dije algo mal...?— Sofía dijo con miedo a la respuesta, sorprendiendo a Sebastián.

—¡N-no! No, no, no...— negó rápidamente, mientras tomaba su rostro entre sus manos inconscientemente.

—¿Entonces? Te fuiste y n-no dijiste nada...— sus grandes ojos azulados lo miraron con detenimiento.

ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪWhere stories live. Discover now