𝙎𝙤𝙢𝙚𝙤𝙣𝙚 𝙚𝙡𝙨𝙚

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Omniciente

Nate le había estado insistiendo a la italiana que fueran al gran salon dónde celebrarían la supuesta boda. Tenía intenciones de ensayar lo que iba a pasar ese día, incluidos los votos.
Lo único que Sofía pudo pensar fue "que absurdo". Pues claro, ella no tenía ningún deseo de casarse, y era obvio que le pareciera estúpido o innecesario.

Josie, Angie y Rosie se encontraban allí, con la excusa de que querían ser las damas de honor de Sofía, pero claramente, solo querían "enterarse" y con suerte, ver como Sofía le confesaba absolutamente todo a Nate.
Estaba nerviosa por sentir la mirada de las tres hermanas, incluso de la pequeña Rosie.

La tarde anterior se la había pasado sola pensando en las palabras que iba a decirle, ya que Sebastián había salido con Rosie y no había tenido tiempo de estar con él.

—Nate, durante estos tres años me has hecho muy feliz, pero...—

Pero. Ese pero como le dolía. A pesar de todo lo que Nate le había hecho, las peleas, los comentarios innecesarios, le dolía dejarlo. Le dolía tirar a la basura esos tres maravillosos años, donde se sentía la mujer más especial a su lado. Pero ahora no sentía nada, y Sofía tenía un corazón tan puro, que su última intención es lastimarlo.

Incluso había pensando en recapacitar las cosas, en pensar todo con sumo cuidado y con calma. Así es, pensó seriamente en descartar decirle a Nate, dejar a Sebastián y actuar como si nada hubiera pasado. Pero claramente, descartó esa idea de inmediato por dos razones. Una, no podía ni quería atreverse a hacerle eso a Sebastián, en serio se le notaba dolido por lo que Anne había hecho años atrás, y gracias a ello, toda su familia y amigos pensaba que era un traidor, un mentiroso, y simplemente no podía hacerle eso, no a el, no a el que la ayudó cuando Nate se comportó de manera grosera y altanera con ella.

Y dos, Sofía ya no sentía nada por Nate, simple.

Ahora mismo Nate acomodaba a Sofía justo a la mitad de todo el lugar, en medio donde todo el mundo la vería ese gran día.

—Nate, no creo...—

—Ah-Ah, primero empiezo yo.— dijo sonriente mientras se colocaba frente a ella, tomando sus manos.

—Sofía Bocelli...— dijo para después soltar una pequeña risa. —Hasta tu nombre es lindo.— asintió.

Sofía sonrió con algo de incomodidad en su ser.

—Se que hemos tenido nuestros momentos, se que aveces puedo ser un estúpido, pero quiero que sepas que yo jamás dejaré de sentir algo por ti. Te volviste realmente necesaria para mi, no se que estuve haciendo toda mi vida antes de conocerte...—

Sofía escuchaba con atención pero a la vez no, era un estado muy extraño. Las palabras viajaban al aire y ella solo estaba allí, sin saber que gestos hacer o como responder.

—Fue mi error no haberte traído aquí antes y lo reconozco. Pero ahora que estas aquí, ahora que la familia entera te conoce y te ama...—

Sofía tragó duro al escuchar la última frase.

—Todo es oficial. Quiero que seas mi esposa, hasta que... Tu sabes, la muerte nos separe.— rió.

Sofía soltó una risa nerviosa y asintió lentamente. Nate espero a que ella comenzara a hablar, pero al notar como ella estaba algo perdida, carraspeo.

—Cariño, es tu turno...— sonrió.

Sofía abrió los ojos y asintió frenéticamente.

—B-Bueno... Ah, Nate Stan...— comenzó y el asintió sonriente.

ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪWhere stories live. Discover now