𝙇𝙤𝙫𝙚?

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Omniciente



Sebastián entró a la boutique de Gina, a simple vista se podía decir que estaba frustrado. Al verla, le sonrió sin gracia y se sentó en uno de sus sillones mientras echaba la cabeza hacia atrás. Cerro sus ojos un momento.

—Okey...—Gina susurró confundida mientras acomodaba la tela en uno de los tantos maniquíes que había allí.

—Hola, si estoy bien, gracias.— le sonrió de lado mientras se acercaba a el.

El abrió los ojos y la miró. Tenía una ceja elevada.

—Lo siento.— suspiró mientras reía cansado. —¿Cómo estás?—


—Yo, bien. Pero... Al parecer tu no. Así que, dime. ¿Ahora que te atormenta, rumano?— lo miró impaciente mientras volvía a acomodar la tela sobre el maniquí.

—Sofía, eso es lo que me pasa.— el ojiazul pasó sus manos por su largo cabello con frustración.

—¿Ahora qué?— rió.

Sebastián mordió su labio al recordar como ella corría a sus brazos asustada e indefensa.
Comenzó a contarle lo que sucedió con Jean, más los comentarios innecesarios del padre de Nate. Poco a poco, Gina pudo darse cuenta a donde iba todo esto...

—Ayer, fuimos por un helado...—sonrió, imagenes de ella con su helado de chocomenta llegaron a su cabeza. Sacudió la cabeza tratando de concentrarse. —Bueno, llegamos a la casa y la dejé en su cuarto, error mío...—

—No entiendo.— Gina frunció el ceño.

A Sebastián le costaba contar lo que había sucedido, de solo imaginar el miedo y decepción que ella pudo haber sentido en esos instantes, lo ponía mal.

—Nate llegó ebrio esa noche y la lastimó. T-Trató de tocarla, se resistió y la lastimó.— dijo con la mirada perdida.

—Dios, Sebastián... Pero ¿E-Ella está bien?— Gina jadeo.

—Estaba muy asustada, hasta me pidió que me quedara con ella mientras dormía. Pero, esta mejor... O eso espero.— el volvió a echar la cabeza hacia atrás.

—Quiero matarlo.— confesó sin más. Gina guardó silencio, esperando a que prosiguiera.

—Tu sabes que lo que el me haga o diga de mi ya no me importa, pero... No puedo dejar que la lastime así, no a ella.— murmuró.

—¿Qué dijo ella?— la rubia miró consternada a su amigo.

—Ella realmente estaba asustada. No sabes lo que sentí al verla así...— tragó duro.

—Bueno, gracias a ti está bien. Tranquilo...— le sonrió aunque el no pudiera verla.

—Gina...— las palabras se quedaron estancadas en su garganta, la rubia esperando a que el siguiera.

—Me siento muy raro cuando estoy con ella...— volvió a enderezarse y ahora la miró.

—¿Raro?—

ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪWhere stories live. Discover now