𝙇𝙤𝙫𝙚

727 68 4
                                    

Sofía


Mis ánimos se encontraban por los suelos, literalmente. Yo, como cualquier persona en éste mundo, había tenido decepciones amorosas, pero ¿Ésta? Es la que más me ha dolido.

Y aunque Sebastián diga que no es mi culpa, sé que lo es. Sé que realmente es mi culpa por no apresurarme a decirle todo a Nate, todo por mi maldita timidez. En estos momentos me odio.

No tenía absolutamente ganas de nada, ni de salir ni hablar con las chicas. Solo quería estar en mi habitación... No, más bien, solo quiero regresar a la ciudad, tomar mis cosas y regresar a Atlanta. No resolvería mis problemas, pero me daría el lujo de ignorarlos.

Que lista...

Estaba muy confundida. Quería verlo, pero a la vez no. No se si sería capaz de verlo a los ojos después de lo que pasó. La vergüenza me ganaría, seguro.
Susan me habló un par de veces, pero la ignoré, realmente no quería hablar con absolutamente nadie.
Estaba en mi cama, recostada viendo hacia el techo, pensando en la nada. Es increíble el efecto que el tiene en mi, logra hacerme feliz y en unos instantes, romperme el corazón.

Alguien tocó la puerta y lo ignoré completamente. La persona detrás de ésta, no le importo mucho ya que abrió sin permiso.

—Sofía, bonita. ¿Qué tienes? Has estado así todo el día, me preocupas...—

Sonaba muy grosero de mi parte pero la voz de Nate comenzaba a cansarme.

—Ya te dije que nada, Nate... Estoy bien.— respondí sin mirarlo. Sentí como se sentó en la orilla de la cama.

—¿No vas a contarme?— acarició mi pierna.

¡Por supuesto! No quiero casarme contigo, solo quiero estar con tu primo. Pero, tal parece ser que el no quiere estar conmigo, y tengo el corazón roto.

—No.— respondí cortante.

—Tengo una idea...— susurró mientras su mano viajaba por mi pierna, llegando a mi muslo. Oh no.

—¿Nate...?— fruncí el ceño.

Lo miré y el tenía una mirada pícara, mientras sonreía de lado. Se acercó lo suficientemente a mi para colocarse sobre mi cuerpo, su aliento golpeando contra mis labios.

—Te extraño...— susurró para comenzar a besar mi cuello.

—Nate, no creo...—


Sentir sus besos en mi cuello, más la piel desnuda y húmeda de sus fuertes brazos bajo mi tacto, me estaba llevando al límite. Nunca lo había visto sin camisa, y si de por si él es muy atractivo, sin camisa parecía un dios griego.

Me da muchísima vergüenza admitir que he querido estar con el de esa manera, pero si. Lo he pensado más de lo que debería. Siento el rostro completamente caliente al imaginarlo... No puede ser.

Y me gusta pensar que el también lo ha pensando, por como me miran sus ojos al alejarse de mis labios o de mi cuello. Sus pupilas dilatadas y sus labios algo hinchados, entreabiertos. Respirando entrecortadamente.

ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪWhere stories live. Discover now