ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪ

𝘽𝙚𝙨𝙩 𝙁𝙧𝙞𝙚𝙣𝙙

Omnisciente

Tal como pasó años atrás, Sebastián volvía a sentirse solo, mientras estaba en su casa. Comenzaba a pensar que fue estúpido volver, ya que hasta dejó sus cosas en la casa donde se estaba quedando junto con la familia. Ya no quería sentirse así, pero no tenía otra alternativa, si estaba cerca de ella, no se resistiría a acercarse de nuevo.

El timbre sonó y el básicamente lo ignoró, siguió recostado en su sillon, igualmente ignorando al televisor.

Pero, la voz de la única amiga que le quedaba inundo sus oídos.

—¡Sebastián abreme ahora mismo o juro que tiraré la puerta!— Gina gritó enojada.

Sebastián gruñó y se levantó con dificultad, para después caminar hacia la puerta y abrirla, encontrándose con una Gina... ¿Molesta?

—Te ves horrible.— ella dijo sin más y pasó.

—Gracias, supongo.— Sebastián bufó y cerró la puerta.

—¿Qué haces aquí? ¿No se supone que tendrías que estar evitando un casamiento?— Gina elevó una ceja mientras se sentaba en el sofá.

Sebastián suspiró con cansancio y se sentó en el sillón a su lado, mientras frotaba su rostro con frustración.

—¿Has hablado con ella...?—

—Me llamó muchas veces antes de que le dijera todo, pero hasta ahí. No hemos hablado para nada.— su voz lo hacía sonar triste y decepcionado.

—¿Qué le dijiste?— la rubia suspiró.

—Gina, no quiero...—

—Habla.—

El rumano rodó los ojos y comenzó a explicar...

—Le dije que ella estaría mejor sin mi, que estaría menos nerviosa y se sentiría menos culpable. T-También le dije que tal vez ella esté confundida y si quería casarse con él.— sonrió sin gracia.

Gina entreabrió los labios con impresión mientras lo miraba incrédula.

—¿Por qué los hombres son tan idiotas?—rió.

—Gina, si viniste a burlarte de mi, ahorratelo ¿Quieres?— cerró sus ojos, inclinando la cabeza hacia atras. —No te entiendo, primero me dijiste que tuviera cuidado con ella y ahora, quieres que simplemente detenga su boda.— frunció el ceño.

—Yo tampoco te entiendo. Al principio estabas dispuesto a hacer lo que sea por estar con ella y ahora estás aquí, como un idiota, viendo...— miró el televisor y bufó. —¿Los Simpson, en serio?— Gina resopló cansada.

—G-Gina...— Sebastián estaba por contarle todo lo que había pasado por su cabeza estos dos últimos días.

—¿Qué?—

—P-Pensé que solo era atracción, lo juro. Pero...— guardó silencio un momento. Era la primera vez que lo decía frente a alguien y no podía ocultar sus nervios, le era imposible.

—La... ¿La amas?—Gina sonrió ligeramente.

Sebastián la miró y una lágrima bajó por su mejilla. Para después, asentir lentamente.

—Estoy enamorado de ella. Amo a Sofía...— sonrió con tristeza, al igual que otra lágrima bajaba por su mejilla.

Gina sonrió ampliamente con emoción.

—¿Y por qué lloras?— Gina rió confundida.

—Agh, Gina.— gruñó mientras limpiaba sus lágrimas. —Si ella no siente lo mismo por mi, no se que haré. N-No, no... No quiero, no otra vez.— hizo un ligero puchero, casi ocultando las ganas de sollozar.