ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪ

𝙈𝙤𝙧𝙚 𝙏𝙝𝙖𝙣 𝘼 𝙒𝙤𝙢𝙖𝙣

Omniciente

—Sofía... ¿Quieres casarte conmigo?—

Ya que Sofía pudo luchar contra las ganas de llorar y así poder responder con cortesía a las felicitaciones de la familia entera de Nate, logró salir hasta estar en la entrada del lugar.

Buscó con desesperación al rumano, realmente necesitaba hablar con el.

—Tonta, tonta, tonta...— susurró para si misma.

Siguió buscándolo con la mirada hasta que a lo lejos logró ver como el caminaba hacía su auto con rapidez.
Olvidó completamente que traía tacones y comenzó a caminar rápidamente para alcanzarlo.

—¡S-Sebastián, Sebastián...! Espera...— lo llamó.

—Ahora no, Sofía.— el ni siquiera la miró, solo siguió caminando. Por fin llegó a su auto y abrió la puerta del piloto, dispuesto a dejar la fiesta, y a ella...

—No, espera. Por favor....— Sofía lo detuvo poniendo su mano contra la puerta, así logrando que el se detuviera y la mirara a los ojos.

Sus ojos azules mostraban una inmensa decepción y en cualquier momento estos soltarían lágrimas.

—¿Qué quieres Sofía?— su voz se quebró.

—Quiero hablar contigo...—

—No hay nada que hablar Sofía. Vas a casarte con el, lo amas ¿No?—

Sofía se quedó callada, sin saber que decir realmente. Sebastián al no recibir respuesta, negó y estuvo a punto de meterse a su auto.

—Seb, por favor.— Sofía jadeó.

El volvió a mirarla y por más que quisiera resistirse a ella, jamás podría. En estos momentos odiaba y amaba no poder resistirse.

Accedió y ambos se metieron al auto.

—¿Qué quieres decirme? No creo que haya algo más que decir, vas a casarte, punto.— sonrió sin gracia.

—Estoy muy confundida, Sebastián.— una lágrima bajó por la mejilla de Sofía. El ojiazul la miró con atención.

—Nate fue la primera persona con la que estuve después de que perdí a mis padres. Confiaba infinitamente a el, l-lo amaba...— con el dorso de su mano, limpió su mejilla.

—Quería decirle que si. Que si quería casarme con el, pero no pude. En serio no pude. Era como si alguien no me lo permitiera.—

—Sofía...—

—Estoy empezando a sentir cosas por ti Sebastián. Me aterra pero, a la misma vez me alivia tanto. En serio perdóname, y-yo simplemente no pude decirle que no y...—

Sofía se detuvo inmediatamente al sentir la mano de Sebastián sobre la suya.

—¿E-Estás sintiendo cosas por mi?—

La castaña asintió lentamente al mismo tiempo que un par de lágrimas bajaban por su mejilla.

—Tengo miedo...— susurró.