𝙃𝙤𝙢𝙚

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Omniciente

Al igual que ambos, la familia entera había regresado a la ciudad. La boda estaba planeada para celebrarse en el pueblo donde estaban, y ya que no habría boda, no tenían nada más que hacer ahí.

Sebastián miró a Sofía entrar a la casa, el la esperaría en el auto. Igualmente estaba nervioso pero eso no restaba su emoción. Todavía no podía creerse lo que había sucedido y lo que estaba por suceder. Se sentía agradecido por haber encontrado a una mujer como ella. Pensó en todos los momentos que habían pasado juntos. Ella lo apoyó cuando Nate había hecho de las suyas de nuevo, llamándolo mentiroso. Estuvo ahí y confío en el cuando nadie más lo hizo. No solo estaba enamorado de su belleza, sino de la persona que Sofía Bocelli era en el interior.
Jamás había conocido a una persona tan dulce e intimidante a la vez, era extraño pero para el era encantador.

Se había prometido a si mismo hacerla la mujer más feliz del mundo, o más bien, de su mundo. Tal como ella lo hace feliz.

Y por su parte, Sofía entraba a su habitación para tomar sus cosas restantes, mientras guardaba todo en su maleta, logró ver el broche que Lilian le había obsequiado. Sintió una inmensa melancolía y se sintió una total basura. Ella no quería lastimarla, era una gran mujer y no tenía la culpa de la estupidez de su hijo. Decidió olvidar su cobardía y enfrentarla, tenía que devolverle el obsequio.

Estaba por cerrar su maleta, cuando alguien tocó la puerta. Se asustó y respondió con un pequeño "pasa"

Suspiró aliviada al ver a Angie y a Josie.

—Aw, Sofi...— Josie sonrió y se acercó a ella para abrazarla. —Lamento lo que pasó ayer, queríamos intervenir pero...—

—No, no... No se preocupen, no les correspondía.— le sonrió a ambas. Después, Angie se acercó a ella y la abrazó igualmente.

—¿Te iras?— Josie miró triste su maleta.

—Tengo que... Volveré por mis cosas a Atlanta, me mudaré aquí asi que... Nos veremos más seguido. Si es que quieren...—

—Por supuesto que queremos pero, ¿Dónde te quedarás?— Angie la miró curiosa.

—Sebastián me ofreció quedarme con el.— respondió sonriente.

Ambas hermanas se miraron entre sí incrédula pero sonrieron ampliamente.

—Me tengo que ir, chicas. Las veré pronto.— suspiró y abrazó a ambas.

Se despidió de ellas y salió de su habitación, al bajar las escaleras se encontró con nada más y nada menos que, Lilian.
La mujer la miraba curiosa, ya que noto la maleta en su mano. La italiana suspiró y se acercó a ella, con el corazón casi saliendose de su pecho.

—Yo...— tragó duro. —No quería que las cosas terminaran así. Quería decirle a Nate todo desde hace semanas, pero mi miedo m-me ganó.— las lágrimas amenazaban por salir pero las contuvo. —Quiero decirle que realmente amé a su hijo, pero ya no podía seguir con éste engaño.— asintió.
Tomó la mano de Lilian y depositó el broche en ésta.

—Gracias por todo, Lilian.— sonrió ligeramente.

Se alejó de ella y salió de la casa. Al salir de ésta, sintió un extraño alivio.

Entró al auto y Sebastián le sonrió ligeramente. Logró soltar la gran bocanada de aire que tenía contenida.

—¿Estás bien?— el rumano preguntó suavemente.

ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪWhere stories live. Discover now