ꜱᴏꜰɪᴀ, ʙᴜᴛ ʏᴏᴜ ᴄᴀɴ ᴄᴀʟʟ ᴍᴇ ꜱᴏꜰɪ

𝙇𝙚𝙖𝙫𝙚 𝘼 𝙈𝙚𝙨𝙨𝙖𝙜𝙚

Sofia

Le di un último retoque a mi cabello antes de salir a buscar a Sebastián. Suena tonto, lo se. Pero quería estar linda cuando el me viera.

Se me hizo raro, ya que en toda la mañana no había venido a mi habitación como de costumbre. Ya me había acostumbrado a tenerlo cerca en todo momento. Debe ser por lo de anoche, con Anne.
Sigo sin poder creer todo esto. Nate tuvo el descaro de invitarla, y para colmo, diciendo que era su "amiga"

Realmente estaba muy enojada con el, pero desgraciadamente, no podía decirle, sino eso arruinaría todo.

Suspiré nerviosa y salí de mi habitación para bajar las escaleras, buscándolo con la mirada.
Aunque solo pude encontrar a Josie.

—Hey, Joss. ¿Has visto a Sebastián?— le sonreí.

—Oh, lo vi ésta mañana. Salió muy temprano y no le dijo a nadie.— frunció el ceño.

—Mmm, que raro. E-Es que siempre va a mi habitación cuando puede y esta vez no lo hizo.— mordí mi labio.

—Debe estar ocupado.—

Recordé la cita especial que el había propuesto y me tranquilice, debe estar planeando todo. Pensar en ello, hacía que mi corazón saltara con felicidad.

Aunque, quería hablar con el. Saqué mi celular y comencé escribirle un mensaje.

Hey, rumano. ¿Cómo estás? <3

Esperé unos minutos, y no recibí nada. No quería preocuparme así que, solo pensé en que estaría ocupado en lo de nuestra cita.

(...)

Literalmente en todo el día no lo he visto. No me ha contestado y lo he llamado un par de veces. Ahora si estoy preocupada.
Me era imposible ocultar mi inquietud.

—Sofi...— Lilian llamó mi atención.

—Hola...— le sonreí.

—Tengo algo para ti, ven...— tomó mi mano y comenzamos a caminar hacia lo que era su habitación, supongo.

Entramos y dejó que me sentara en su cama mientras ella buscaba no se que en un pequeño alajero. Lo escondió ligeramente en sus manos y se sentó frente a mi en su cama.

—Este regalo lo han usado todas las chicas de esta familia al casarse, hasta yo y la mamá de Rosie...— rió levemente. —Y... Quiero que tu lo tengas, y con suerte, si tienes una hija, que ella lo use en ese día tan especial, como tu lo harás.—

—Ah... Lilian, n-no creo...—

Me interrumpió tomando mi mano entre la suya y poniendo un broche en forma de mariposa, con pequeños diamantes que lo adornaban y lo hacían ver realmente elegante.

—Quédatelo.— asintió poniendo su mano sobre la mía, que aún tenía el broche en ésta.

Vaya, ahora me siento peor.

—W-Wow... No se que decir, exactamente...— la voz me temblaba.

—Solo, úsalo ese día. Me harías muy feliz.— sonrió ampliamente.

Le sonreí apenada y me acerqué a ella para abrazarla. O más bien, para ocultar la lágrima que bajaba por mi mejilla. Se alejó de mi y tomó mis hombros.